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Dilma Rousseff inicia su primera reforma ministerial sin sucumbir a presiones políticas

Mientras arrecian las críticas contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, por no acometer una limpieza a fondo de su Gobierno, marcado durante su primer año por los casos de corrupción y por un fuerte componente político y de intereses partidistas, el miércoles se dio curso a la primera reforma ministerial no motivada por broncas internas o casos de corrupción.

El entorno de Rousseff ha confirmado que un técnico de renombre no ligado a ninguna sigla política, aunque sí simpatizante del Partido de los Trabajadores (PT), asumirá la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación. Se trata del matemático Marco Antonio Raupp, actual presidente de la Agencia Espacial Brasileña (AEB).

El nombramiento de Raupp ha sido saludado por el grueso de los analistas políticos, ya que es la primera vez que Rousseff opta por un técnico de valía contrastada en lugar de sucumbir a las presiones de las diferentes fuerzas políticas presentes en su Ejecutivo. El gesto cobra más valor aún cuando es el propio PT el que con esta decisión pierde una silla en la cúpula gubernamental.

Raupp sustituirá en la cartera de Ciencia y Tecnología a Aloizio Mercadante, uno de los fundadores del PT junto al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que ahora pasará a liderar el Ministerio de Educación, cuyo actual ministro, Fernando Haddad, abandonará el próximo martes el Ejecutivo con la misión de implicarse a fondo en la campaña electoral para hacerse con la alcaldía de São Paulo, que se disputará en las elecciones municipales del próximo octubre.

Se trata, en definitiva, de un movimiento de piezas dirigido a preparar la pugna que se desarrollará en una ciudad de suma importancia para el PT. São Paulo es el Estado más rico de Brasil, concentra más del 30% del Producto Interior Bruto (PIB) del país y lleva años en manos de la oposición. Supone la piedra en el zapato del partido de Rousseff y Lula.

No obstante, estos tibios retoques no llegan ni de lejos a colmar las expectativas de quienes reclaman una reforma ministerial de calado que acabe con las hipotecas impuestas por el expresidente Lula. Durante el primer año de mandato de Rousseff han caído siete ministros, seis de ellos por sospechas de corrupción. Casi todos guardaban alguna relación con el Gobierno anterior. Es incierto lo que sucederá en las próximas semanas, ya que las noticias de que Rousseff estaría preparando una revisión a fondo de su equipo ministerial han ido perdiendo fuerza con el paso de los días. Tampoco se conoce a ciencia cierta qué papel está jugando en este proceso Lula, actualmente inmerso en el tratamiento de un cáncer de laringe aunque no por ello apartado de la vida política.

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