Tranquila despedida de año

Cataluña vivió una de sus Nocheviejas más tranquilas de los últimos años. Y tras la juerga inherente al cambio de año, mientras los servicios de limpieza municipales de Barcelona se afanaban en limpiar los escenarios de la fiesta, como cada 1 de enero por la mañana, centenares de personas, fieles a una tradición no escrita, se marcaron un baño en las playas de la Barceloneta para saludar deportivamente la llegada del año nuevo.

Pese a la relativa ausencia de conflictos, a lo largo de la noche del cambio de año en toda Cataluña se registraron 72 detenciones (el 24% menos que el año anterior), hubo 160 peleas, aunque ninguna grave, y 41 accidentes de tráfico, ninguno de ellos mortal, y se registraron cinco heridos graves y 11 leves, destacó el consejero de Interior, Felip Puig.

Como es habitual cada 1 de enero, Puig compareció ante la prensa para hacer balance del desarrollo de la noche de Fin de Año, que, a juicio del consejero de Interior, en esta ocasión se desarrolló con una normalidad y tranquilidad "por encima de lo normal".

El consejero indicó que esta tranquilidad se debió tanto a la situación económica del país, ya que con la crisis mucha gente se queda en casa, como al trabajo preventivo y de reacción rápida de los Mossos d'Esquadra, que desplegaron 1.300 agentes en toda Cataluña.

Las detenciones practicadas a lo largo de la primera noche del año obedecen a todo tipo de delitos, no siempre relacionados con la fiesta de Nochevieja, ya que hay delitos comunes como robos y contra el patrimonio, aunque también por peleas y algún caso de agresión sexual.

Respecto a los controles de tráfico realizados en todas las carreteras catalanas a lo largo de la noche, en las 2.400 pruebas de alcoholemia practicadas a conductores, el 5,40% dieron positivo, frente al 5,44% registrado el año anterior.

Puig destacó también que este año los Mossos han sido más "selectivos" a la hora de hacer las pruebas de drogas, a las que solo sometieron a 25 conductores, de los que 13 (el 52%) dieron positivo.El consejero de Interior, Felip Puig, subrayó que, pese a que es en Barcelona y en su área metropolitana donde como siempre se concentran la mayoría de incidencias, en esta ocasión la celebración en la plaza de Catalunya -lugar de concentración de millares de ruidosas personas, especialmente turistas- apenas registró incidentes dignos de mención. Según el consejero, la plaza de Catalunya congregó durante las campanadas a cerca de 30.000 personas, frente a las 40.000 del año anterior, y además, como en cada ocasión, antes de la una de la madrugada los concentrados abandonaron la zona para desplazarse hacia otros puntos para seguir la fiesta de la llegada del año nuevo.

Según el Ayuntamiento de Barcelona, trabajadores del área de Medio Ambiente repartieron 10.000 vasos de plástico a las personas que querían acceder al perímetro acotado de la plaza de Catalunya -una de las tradiciones importadas por turistas italianos consiste en estrellar contra el suelo botellas de cristal- y fueron decomisadas 126 botellas de cristal y 902 latas de bebidas.

Una vez terminada la celebración, los servicios de limpieza recogieron en esta zona 3.600 kilos de vidrio, 3.100 kilos de basuras y 450 kilos de latas de bebidas.

La pasada Nochevieja se estrenó la nueva orden de horarios de los locales de ocio nocturno, que permite que en fechas señaladas puedan retrasar el horario de cierre, lo que según Puig facilita enlazar su cierre con la apertura de los locales diurnos. De este modo, la gente que está de fiesta y que antes se quedaba deambulando por la calle hasta la apertura de los locales diurnos, puede ir a estos establecimientos.

Además, con este cambio horario, las incidencias que pueda haber en el cierre de algún local de ocio nocturno las cubren ya los agentes de los Mossos d'Esquadra que acaban de entrar a trabajar, tras hacer el relevo del turno de noche, con lo que los equipos nuevos de la policía disponen de mayor capacidad de actuación.