Servir copas, escribir canciones
Con un disco forjado en sus días tras la barra de un bar, 2012 puede ser el año del cantautor Luis Brea
Para el Madrid de hoy esa perspicacia que se atribuye al que fue cocinero antes que fraile se puede aplicar a quien ha sido camarero antes que escritor de canciones. Ese es el caso de Luis Brea (Luis Alberto Almarza López, según su DNI), nacido en Chamberí hace 38 años. Este cronista de la noche madrileña trabajó durante años detrás de la barra de un bar de copas en el centro de Madrid, al lado de la plaza de España. De hecho, sus primeras maquetas circularon hace un par de años por encima de aquel mostrador, alguna noche. Las canciones que contenían estaban llenas de reconocibles personajes de la fauna habitual del local. "El Fotomatón no tiene toda la culpa, pero tiene parte de culpa. Es posible que el contenido de mis canciones, mis reflexiones, fueran distintas si no hubiera trabajado allí casi cinco años. He aprendido básicamente a tener empatía, a ponerme en el lugar del otro".
Al parecer, Hipotenusa, su primer disco "profesional" aún se alimenta de esas historias, aunque ya no trabaja allí. Lo ha dejado, en parte, porque 2011 ha sido el año de su crecimiento como artista, mientras 2012 parece que va a ser el de su consagración. Dos saltos lo acreditan así: si sus primeras canciones las colgó para descarga en Internet, este álbum lo edita el mismo sello de Nacho Vegas y Fernando Alfaro. Y tras recorrer los escenarios de media docena de festivales acaba de ser incluido en el ciclo Heineken Music Selector, en cuyo programa se ha incluido la presentación oficial del disco en la Sala Sol, en marzo. "Estoy flipado con lo rápido que va todo. Estuve 10 años con un grupo, Los Sitios, y no pasó nada. Ensayamos mucho, lo intentamos, pero nada. ¿Qué ha cambiado? No sé. Hace un año y medio estuve en Memphis, me encontré con un negro en un cruce y llegamos a un acuerdo... En serio, quizás es que ahora soy un dictador sobre mí mismo y antes la democracia diluía el resultado. Mejor pensado, pon lo del negro". Una dictadura personal que incumbe a sus dos músicos, Jorge y Fabián, porque Luis Brea se suele presentar en trío. "Más que un trío es una trinidad: el padre, el hijo y el gabacho. Hemos cambiado al Espíritu Santo por un francés rubio y guapo. Digamos que yo compongo y hago las letras, y ellos llevan la parte artística y técnica. Es un buen equipo. En este proyecto hay muchas capas de amor. Estamos construyendo una cebolla de cariño".
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