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La oposición rusa logra 'luz verde' para protestar de nuevo en la calle

El partido de Putin intenta renovar su imagen en la dirección del Parlamento

Pilar Bonet

Borís Gryzlov, jefe de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso) desde 2003, anunció ayer que renuncia a seguir en ese puesto en el que fue un fiel ejecutor e intérprete de la línea del Kremlin. Gryzlov, un oriundo de San Petersburgo que nunca se caracterizó por su creatividad, realizó su anuncio por escrito, fiel a su estilo burocrático que demostró en su frase más famosa: "La Duma no es lugar para discusiones".

"La rotación es inevitable y no hay duda de que nos espera una notable renovación", manifestó el jefe del comité ejecutivo de Rusia Unida (RU), Andréi Vorobev. Es pronto aún para decir si la marcha de Gryzlov es una operación cosmética de RU, el partido afín a Vladímir Putin, para renovar su imagen o si tendrá consecuencias de mayor calado. RU ha dejado de tener la mayoría absoluta de tres cuartas partes de la Cámara de 450 escaños, y su nueva posición (con 238 diputados en lugar de los 315 anteriores) exige un liderazgo flexible, capaz de lograr consenso y maniobrar entre las distintas fuerzas representadas.

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Dos eran los nombres que la agencia Interfax mencionaba como posibles sustitutos de Gryzlov, Alexandr Zhúkov, actualmente vice primer ministro, y Serguéi Naryshkin, el jefe de la Administración presidencial en el Kremlin. La decisión se tomará previsiblemente el sábado durante una sesión ampliada de la directiva de Rusia Unida.

El puesto de jefe de la Duma es el cuarto en la jerarquía del Estado (después del presidente, el jefe de Gobierno y el jefe del Consejo de la Federación o Cámara de las regiones), sin embargo, su peso psicológico y político ha sido menor desde que RU domina el Parlamento y lo haya transformado en una máquina para formalizar las decisiones del Kremlin.

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La oposición -representada por Vladímir Rizhkov, del partido Parnás (no legalizado), el diputado de Rusia Justa, Iliá Ponomarev y activistas de la organización Solidarnost- recibió ayer permiso de las autoridades municipales de Moscú para realizar un mitin de 50.000 personas el 24 de diciembre en la avenida Sájarov, y no en las inmediaciones del Kremlin. El intento de sacar a la calle a tanta gente como el 12 de diciembre supone una apuesta arriesgada para una oposición que no está estructurada y en la cual hay pugnas por el liderazgo, ambiciones personales y problemas de coordinación y generacionales. El Kremlin, mientras tanto, gana tiempo y presiona sobre los medios de información críticos e increpa a los propietarios y responsables, quejándose por las alusiones directas a Medvédev o a Putin.

El martes, Alisher Usmánov, un magnate del sector del metal propietario del grupo de prensa Kommersant, despidió al director del semanario Kommersant Vlast por haber publicado la foto de una papeleta electoral depositada en una urna en Londres e invalidada por contener un grosero insulto al primer ministro escrito a mano en color rojo. Usmánov, que al parecer actuó presionado por el Kremlin, echó al director de la publicación, Maxim Kovalsky, y a uno de los ejecutivos dirigentes del grupo, Andréi Galiyev. El oligarca, que forma parte de uno de los círculos que se relacionan con el jefe del Gobierno, Vladímir Putin, calificó la publicación polémica de "gamberrismo".

Ayer los periodistas del grupo Kommersant publicaron una carta abierta en la que protestan por los despidos y se quejan de las presiones sobre la redacción. Kovalsky, dijeron, es un periodista de gran talento y profesionalidad, para el que siempre fueron "extraordinariamente importantes el honor y la reputación de la editorial Kommersant". "Para nosotros su defensa es la defensa de nuestro honor y honra", dijeron en la carta firmada por más de 40 periodistas. Usmánov se ratificó en su decisión: "En los últimos números los autores se han extralimitado, han violado las normas éticas elementales, aceptadas en la sociedad". Kovalsky ha dicho que no considera haberse propasado y afirmó que la papeleta fotografiada fijaba el comportamiento real de los electores en los comicios y un estado de ánimo que estaba representado en el mitin en la plaza Bolótnaya el sábado. Los periodistas califican los despidos como una acción "intimidante" para impedir críticas a Putin.

Poco a poco se va completando la lista de candidatos para las presidenciales del 4 de marzo. Además de Putin, el jefe del partido Rusia Justa, Serguéi Mirónov, y el jefe del partido Liberal Democrático, Vladímir Zhirinovski, aspiran a ser candidatos el oligarca Mijaíl Prójorov, el escritor Eduard Limónov y el gobernador de Irkutsk, Viacheslav Pozgálev. El partido Yábloko, que no consiguió situarse en la Duma, analiza la participación de Grigori Yavlínski, su cabeza de lista.

Manifestantes contra las irregularidades de las elecciones parlamentarias, el pasado día 10 en Moscú.
Manifestantes contra las irregularidades de las elecciones parlamentarias, el pasado día 10 en Moscú.AP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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