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El 'pistolero de Olot' se niega a contestar al fiscal y a la acusación

Puig se remite a lo declarado en la instrucción y solo responde a su abogada

"¿Mató a su jefe porque le debía dos pagas extra? ¿Cree que es un motivo suficiente?". Estas son dos de las preguntas que formuló ayer el fiscal durante el juicio a Pere Puig, albañil de 58 años que el 15 de diciembre pasado asesinó a tiros a cuatro personas en Olot (Garrotxa), y que este se negó a responder. Puig, el pistolero de Olot, permaneció mudo en el primer día de juicio con jurado y solo contestó a las cuestiones de su abogada. "No tengo más patrimonio que mi coche. Mis posibilidades económicas no son muy buenas", aseguró.

El pistolero manifestó durante la instrucción del caso que mató a su jefe y al hijo de este porque "le debían dinero" y a dos empleados de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) porque se sentía estafado por la entidad. Luego se supo que era titular de un depósito con 30.000 euros junto con su hermana y su padre. Puig se ratificó en lo declarado durante la instrucción.

"Ese dinero no era mío. Lo utilizaba para hacerle la compra a mi padre, que estaba enfermo", afirmó ayer el acusado. En el año casi que lleva en la prisión de Figueres, ha realizado cursos de informática y se saca "unos 180 euros" al mes con diversas tareas. El fiscal y las acusaciones particulares le afearon que no haya pedido perdón a las familias de las víctimas y que tampoco les haya ofrecido ayuda económica.

Puig mató a tiros a Joan Tubert, su jefe en la constructora en la que trabajaba, y al hijo de este, mientras ambos desayunaban en un bar. Luego subió a su coche y se desplazó a la sucursal de la CAM de Olot, donde acabó con la vida de dos empleados que un tiempo atrás le habían informado de que todavía debía el importe íntegro de un crédito de 5.500 euros. Aunque él pensaba que ya lo había liquidado, solo había pagado los intereses. El fiscal, Víctor Pillado, pide 80 años de prisión para Pere Puig, 20 por cada asesinato, igual que las acusaciones particulares.

Móvil monetario

El fiscal recordó al acusado que en el momento de los crímenes cobraba 1.150 euros al mes y que no tenía cargas familiares ni financieras. Pillado quiere demostrar que Puig no tenía problemas económicos y que el móvil monetario que arguyó durante la instrucción no tiene fundamento. El fiscal remarcó al albañil que su jefe iba a cerrar la empresa por dificultades económicas. El abogado de la familia Tubert, Carles Monguilod, subrayó que el propietario y su hijo "trabajaban también de albañiles y con los mismos horarios" de Puig. Pillado recordó las manifestaciones del acusado durante la instrucción sobre que su intención era matar también a un electricista llamado Marcelino que hacía trabajos eventuales en la misma empresa y al dueño del restaurante La Cuina de l'Anna porque "le miraban mal", pero que no lo hizo porque no les encontró.

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Tras matar a Joan y Àngel Tubert, el pistolero se subió a su coche y tardó unos 10 minutos en llegar a la entidad bancaria. Puig erró el primer tiro contra Rafael Turró, empleado de la sucursal, lo que le llevó a disparar un segundo que dio a su objetivo en pleno pecho. Luego disparó contra Anna Puyol. La bala atravesó el ordenador con el que trabajaba la empleada y le dio en la cabeza. Cuando salió de la sucursal, contó a un policía local que había matado a cuatro personas.

En el juicio serán clave las declaraciones de los médicos forenses. Puig relató durante la instrucción que su jefe "se le había metido dentro, como una serpiente", y que por eso lo mató. Los informes periciales han determinado que el acusado no sufre ninguna patología ni problema mental. El fiscal subrayó al jurado que aunque los crímenes que se juzgan "no son habituales", eso no significa que el acusado sufra una enfermedad. La defensa, que pide la absolución, ha encargado informes psicológicos que determinan que el pistolero padece trastornos, es inestable y muestra una impulsividad patológica.

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