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Un hombre estrangula a su madre enferma con un cinturón y se tira al vacío en Moratalaz

El homicida avisó por teléfono a la policía de que encontrarían dos cadáveres

F. Javier Barroso

"Si vienen ustedes al número 9 de la calle del Arroyo Fontarrón, se encontrarán con dos cadáveres". Esas palabras o unas muy similares son las que pronunció ayer de madrugada David Alfonso González, de 42 años, instantes antes de arrojarse al vacío desde un noveno piso. Acababa de matar a su madre, Josefa Macarro Robles, de 80 años, enferma de cáncer. Cuando llegaron los dos coches patrulla más cercanos, los agentes se toparon con la triste realidad que el hombre había anticipado en su conversación con el operador del teléfono 091 de la policía.

David Alfonso González hizo la llamada poco antes de las tres de la madrugada. Dio precisas instrucciones de lo que la policía debía hacer. Nada más colgar, se tiró por una ventana. Cuando llegaron los facultativos de una UVI móvil del SAMUR-Protección Civil, lo encontraron tirado en la calle, según una portavoz de Emergencias Madrid. Los médicos intentaron reanimarlo durante varios minutos, pero vieron que era imposible. Sufría lesiones muy graves como consecuencia de la caída.

Antes de quitarse la vida dejó una nota junto al cuerpo de su víctima

Los agentes subieron a la vivienda y encontraron a la madre tumbada en la cama y con signos evidentes de estrangulamiento. Tenía en el cuello una franja enrojecida por haber sufrido una fuerte presión en la garganta, según fuentes policiales. Junto a ella se encontró un cinturón, aparentemente el arma empleada para cometer el crimen.

Al lado del cadáver había también una nota en la que el homicida justificaba lo que acababa de hacer. Decía que su madre sufría una enfermedad muy grave y que estaba siendo tratada por los oncólogos (se entiende por tanto que padecía algún tipo de cáncer). También añadía que, como no quería verla sufrir, había decidido acabar con su vida y luego quitarse la suya. El parricida confeso cumplió uno a uno los puntos que recogía en su carta. Ambos cuerpos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense, en la Ciudad Universitaria, donde ayer se les practicaron las autopsias. Hasta media mañana no había acudido nadie a reclamarlos.

La noticia provocó una gran consternación en el vecindario, ya que la familia, en especial la mujer, era muy conocida. Los residentes del número 9 explicaron que David Alfonso siempre había dado problemas y que posiblemente sufría alguna enfermedad mental. Muchos se aventuraron a decir que padecía esquizofrenia y que, cuando no se tomaba la medicación, se volvía muy violento.

"Era frecuente que nos amenazara y que nos dijera que nos iba a matar. Cuando estaba muy violento, le daba por romper alguna puerta o lo que se le pusiera por medio", explicó un vecino. En una de las ocasiones llegó a romper el cristal del ascensor del inmueble. También recordaron cuando la madre acudió a algunos residentes en busca de ayuda porque su hijo había ido a tirarse de un puente. Según estos testimonios, el hombre ya había intentado suicidarse en más de una ocasión.

El estado del parricida confeso había empeorado ya que hacía poco tiempo que había fallecido su padre, según añadieron los vecinos de Moratalaz. La mujer tenía el servicio de teleasistencia y había rechazado la ayuda a domicilio que le tocaba por la Ley de Dependencia, según fuentes municipales. Sobre él no constaba ningún tratamiento por parte de los servicios sociales. Este crimen eleva a 44 las muertes violentas registradas en la región en lo que va de año, frente a las 42 con las que concluyó 2010.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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