Mucha animación y pocas compras en la segunda Shopping Night de Barcelona
Unas 20.000 personas disfrutan de la noche y las luces del paseo de Gràcia
Aunque aún faltan datos concretos de las ventas de la segunda Shopping Night en el paseo de Gràcia de Barcelona, los organizadores ya están satisfechos. Según sus cifras, unas 20.000 personas acudieron a la cita de comercios abiertos hasta pasada la medianoche, el doble que el año pasado. Sin embargo, el balance en caja es agridulce, según algunas de las 29 tiendas participantes.
El festival comercial coincidió con el encendido de las luces de Navidad por parte del alcalde Xavier Trias, que se adelantó un día, una muestra más de la apuesta del gobierno municipal por estimular la economía de la ciudad. La Shopping Night es una iniciativa privada organizada por Amperson Consulting y promovida institucionalmente por la Asociación Amics del Passeig de Gràcia. También participaron restaurantes, galerías de arte y hoteles.
Animación había, sobre todo en torno a algunos espacios como el exterior del hotel Mandarin, donde la cocinera Carme Ruscalleda repartió más de 100 litros de sopa. No todas las tiendas secundaron la apertura hasta la media noche y la animación decaía desde la calle de Mallorca hacia la Diagonal. En dirección a la Gran Via, por el contrario, era un hervidero.
"Todavía es pronto para hacer un balance del éxito de ventas de la noche, pero lo importante es que sirve para animar la campaña de Navidad después de un otoño malo", aseguró el portavoz del evento. Los comerciantes están convencidos de que es una idea con impacto entre el público internacional, aunque las tiendas de lujo como Louis Vuitton y Salvatore Ferragamo, orientadas al alto standing, no participaron.
"Hemos hecho las mismas ventas que se hacen un sábado en cuatro horas. Nada mal para un miércoles, pero tampoco es para tirar cohetes", aseguró el encargado de una tienda de ropa que participó en el evento. El hermetismo de la organización se repite entre el personal de los establecimientos. Eso sí, todos coinciden en el "buen rollo" que se vivía dentro de las tiendas. "Mucha gente, todo muy divertido. Tenías la tienda llena, pero las compras muy justas", aseguró una de las vendedoras de una tienda de ropa interior.
"Las ventas no estuvieron mal, pero faltó organización. Teníamos que repartir cupones y solo nos enteramos de ello media hora antes", se quejó el encargado de otro establecimiento. Los que sí estaban contentos eran los restauradores, incluso los que no estaban en primera línea del evento. "Siempre cerramos a las dos, ayer lo hicimos a las tres y doblamos las ventas de una noche de miércoles", explicó Juan Bautista, el encargado de un local de la calle de Consell de Cent.
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