Mas fía su 'hoja de ruta' a los apoyos del Partido Popular
El presidente no fija calendario para el pacto fiscal y defiende los acuerdos con el PP
Los pactos entre Convergència i Unió CiU) y el Partido Popular (PP) de Cataluña tienen cuerda para rato. El Gobierno catalán confía poco en encontrar apoyos por la izquierda a su política de recortes sociales y tampoco considera "congruente" romper justo ahora con el único partido que le ha dado carta blanca en los ajustes en la sanidad y los servicios sociales. De hecho, la dependencia del PP es tal que si el Gobierno de Mariano Rajoy aprieta demasiado las tuercas al Ejecutivo de CiU sin que otros partidos se ofrezcan a colaborar, Cataluña puede verse abocada a unas nuevas elecciones autonómicas.
Todo esto lo confirmó anoche el presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien, en una entrevista en TV-3, confirmó que fía el futuro político de su Gobierno a los pactos con el PP. Si bien insistió en que quiere abrir el abanico de socios a casi todo el arco parlamentario -excluyó explícitamente a Iniciativa-, Mas solo tuvo gestos de acercamiento concretos hacia el PP. En este sentido, recordó y agradeció el apoyo que le ha brindado el partido de Alicia Sánchez-Camacho para aprobar los presupuestos de 2011 y dijo que no sería "congruente" romper ahora. CiU y el PP no solo han pactado los presupuestos, sino que han votado conjuntamente en casi todas las sesiones del Parlament para justificar los recortes en la sanidad pública. "Si me han ayudado en 2011, no les dejaré a un lado en 2012", dijo Mas.
La tasa turística de la Generalitat podría ser de un euro por noche
Pese a esta declaración de intenciones, el presidente de la Generalitat aseguró que no ve ninguna incompatibilidad entre apoyarse en el PP y al mismo tiempo proclamar el inicio de una "transición nacional" en Cataluña hacia el derecho a decidir.
En este sentido, el presidente de la Generalitat insistió en que su idea de transición nacional se limita a conseguir una nueva financiación para Cataluña similar a la que tienen el País Vasco y Navarra. Pero incluso aquí dejó pasar la oportunidad para acercarse a Esquerra Republicana (ERC), partido que lleva meses insistiendo en quiere llegar a acuerdos con el Gobierno catalán. Preguntado por sus planes concretos sobre el concierto económico, Mas rehuyó en todo momento fijar un calendario de actuaciones como le pide ERC. También rechazó medidas propuestas por el entorno independentista, como la insumisión fiscal si el próximo Gobierno rechaza el concierto económico, a propósito de lo cual apeló a la "madurez de los catalanes".
También en este punto encontró la fórmula para no romper puentes con el PP. Cuando la entrevistadora, Mònica Terribas, le advirtió de que la formación de Mariano Rajoy es contraria a la financiación para Cataluña que pide CiU, Mas recordó que en la precampaña electoral el futuro presidente se abrió a escuchar la propuesta de la Generalitat.
Sobre las relaciones entre Cataluña y España, Mas se esforzó mucho en dejar claro que no apuesta por ninguna deriva soberanista, a diferencia de lo que le piden amplios sectores de su partido. Insistió en que hablar de independencia "fractura" a los catalanes, mientras que en su opinión el pacto fiscal goza de amplia simpatía entre los ciudadanos.
Los recortes sociales y a los funcionarios centraron buena parte de una entrevista en la que el presidente mostró su cara más pedagógica. No hizo ningún tipo de autocrítica y solo admitió que la eliminación del impuesto de sucesiones a las rentas más altas, que merma los ingresos de la Generalitat en 150 millones, es "material opinable". Con todo, dijo que esta tasa debía eliminarse para cumplir el programa electoral de CiU. No dijo nada de otras promesas abiertamente incumplidas, como que no se subirían las tasas por encima de la inflación prevista.
El impuesto para las grandes fortunas que el presidente de la Generalitat sacó a colación en el debate de política general, en plena precampaña de las elecciones generales, parece también aparcado. Mas insistió en que su Gobierno ya se ha movido al aceptar el impuesto de patrimonio que el Gobierno central ha aprobado de forma temporal. También confirmó que se está negociando la instauración de una tasa turística que se cobraría según las pernoctaciones. Insinuó que podría ser de un euro por noche, lo que permitiría ingresar 45 millones al año.
El presidente no tuvo un mensaje especialmente alentador para los funcionarios que se encuentran negociando el recorte de su sueldo. "El acuerdo es muy difícil, pero no imposible", dijo. Mas insistió en que el tijeretazo a la función pública llega después que el sueldo de los altos cargos haya disminuido "un 20% o 25% los últimos dos años".
Los recortes en TV-3 también salieron a colación y Mas los calificó de inevitables en las actuales circunstancias. Este fue el único punto en que el presidente dejó claro que los ajustes en la televisión pública no son fruto de un acuerdo con el PP, algo que este partido ha afirmado abiertamente.
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