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Retrato íntimo de Anglada

El hijo del líder de PxC retira la denuncia contra su padre, de quien admite que tiene "miedo" - El joven dijo a la policía que él y su madre han sufrido maltratos

La faceta doméstica del líder de Plataforma per Catalunya (PxC), Josep Anglada, salió ayer a la luz durante el juicio por maltratar a su hijo en casa tras una discusión a propósito de un gato. El hijo decidió retirar la denuncia, pero eso no va a parar el caso porque la fiscalía sigue creyendo que hubo delito y pide que el líder ultra sea condenado a 10 meses de prisión. El ministerio público basa sus acusaciones, precisamente, en las declaraciones del hijo, que en su denuncia inicial retrató al padre como un hombre "violento" y "agresivo", y dado a la bebida.

La supuesta agresión se produjo el pasado 22 de octubre en el domicilio familiar. Anglada llegó a casa "con síntomas de embriaguez" y ambos discutieron porque el gato se había colado en una de las habitaciones. El joven explicó al juez que hubo empujones e insultos, y que su padre le torció la mano y le golpeó en el cuello. El hijo, siempre según su declaración, intentó detener el enfrentamiento, pero Anglada le gritó que recogiera sus cosas y se fuera de casa. Aquella noche la pasó en el garaje y después se fue a vivir con sus tíos.

No era la primera vez que se producía una situación semejante. En la declaración a la policía, el joven afirmó que tiene "miedo" de Anglada y que este les ha "maltratado" en diversas ocasiones, tanto a él como a su hermana y su madre. Y citó un episodio ocurrido, supuestamente, en 2008, cuando vio cómo su madre era agredida "por una señora llamada Marta" mientras su padre contemplaba la escena riendo. Él le afeó la actitud y Anglada respondió propinándole un golpe en la cabeza.La fiscalía pide también un año de alejamiento para el líder de PxC y cree probados los hechos: el informe médico acredita las lesiones. Esa orden de alejamiento podría impedir a Anglada acudir al Ayuntamiento de Vic, del que es concejal, ya que el domicilio en el que reside la familia está a escasos metros del Consistorio. En caso de condena, sin embargo, con toda probabilidad esa situación no se producirá, porque el hijo vive temporalmente con sus tíos.

El abogado de Anglada, en cambio, pidió la absolución por falta de pruebas y por las "incongruencias" del denunciante. La última palabra la tiene ahora el juez. Durante el juicio, los dos Anglada se acogieron a su derecho a no declarar ante el titular del Juzgado de lo Penal número 3 de Manresa. Sin embargo, a petición de la fiscal, en la sala se pudo escuchar lo que pasó en el domicilio familiar la noche del 21 al 22 de octubre según la declaración hecha por el joven ante el juez.

Al salir del jucio, Anglada celebró la retirada de la denuncia y quitó hierro al asunto. "Todo el mundo se equivoca y puede tener un mal día, yo el primero". El líder de PxC declinó dar su versión de lo que ocurrió esa noche, por ser un "tema particular", y sobre las otras agresiones que denunció inicialmente su hijo, señaló que "en todas las familias hay discusiones".

Anglada afirmó que no había hablado con su hijo desde la noche de los hechos y negó haberle coaccionado. En el juicio estuvo presente un miembro de la ejecutiva de Plataforma, Ignacio Mulleras, concejal en Olot, que acompañó al hijo en las casi dos horas de espera antes de empezar la vista. La razón es que Mulleras es un "gran amigo" de la familia. Anglada acusó al abogado de la acusación particular de "presionar" a su hijo para que no retirase la demanda.

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Anglada se mostró relajado en todo momento. Solo durante la lectura de la declaración de su hijo se le borró la sonrisa de los labios. Al término de la vista recuperó su actitud desafiante para reiterar, una vez más, que es víctima de una caza de brujas. Y lanzó un mensaje: "Siempre lo gano todo, ya parezco el Barça".

La semana pasada, Anglada fue absuelto de un delito de incitación al odio racial por distribuir panfletos xenófobos en Vic durante la campaña electoral de 2007. La juez concluyó que no existen pruebas de que Anglada ordenase distribuir esos panfletos, que contienen expresiones vejatorias hacia el colectivo musulmán. Anglada basó su defensa en culpar a un excolaborador, Juan Carlos Fuentes.

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