Los recortes de la Xunta fuerzan a los municipios a renunciar al Plan Xitano

El asentamiento chabolista desapareció en 2007, pero la integración de los antiguos habitantes de O Pedroso, el poblado en el que durante más de 40 años malvivieron 23 familias gitanas de Maceda (Ourense), continúa vigilada por los trabajadores sociales del Ayuntamiento. Hasta este año, el gobierno local prestaba a los ahora vecinos de una urbanización de viviendas prefabricadas -en las que el Instituto de Vivenda e Solo gastó 2,4 millones de euros- orientación laboral, apoyo escolar o productos de limpieza para las casas, pero en 2012 esa atención, incluida en Programa de Desenvolvemento Xitano, se extinguirá. Por primera vez en más de una década, la Xunta ha denegado la subvención que concedía al Ayuntamiento por medio del Plan Concertado para financiar actividades de integración.

"Lo que más vamos a echar de menos es el programa contra el absentismo escolar"

"No estamos hablando de cursos de macremé, sino de necesidades básicas"

En lo que va de año Maceda ha adelantado 40.000 euros que ya no recuperará. "Ya no soportamos más sorpresas", admite el alcalde, el nacionalista Xabier Oviedo, muy pesimista sobre el futuro del programa en su municipio después del recorte. La partida del Plan Concertado destinada a este fin ha pasado de 850.000 euros en 2009 a 123.000 euros este año; la reducción alcanza el 84% en dos ejercicios. La Consellería de Traballo comunicó en octubre las resoluciones de la ayuda a los Ayuntamientos solicitantes, que no se harán oficiales hasta su publicación en el Diario Oficial de Galicia a principios de 2012. Por eso el departamento de Beatriz Mato no puede ofrecer a los medios la lista de municipios subvencionados en 2011, sostienen portavoces de la Consellería. Coro Piñeiro, directora de Dependencia, admitió ayer en el transcurso de una comisión parlamentaria que "la única tragedia es para el plan de erradicación del chabolismo". La integración puede lograrse, defendió, "desde otras políticas sociales distintas de las de vivienda".

El trabajo de los municipios no se limita, sin embargo, a la erradicación de las chabolas o, por lo menos, no termina ahí. En Viveiro (Lugo), Javier Balseiro, responsable del Centro de Servizos Sociais, calcula estos días las consecuencias del recorte para las 200 personas de etnia gitana (unas 40 familias) que viven en Viveiro. El año pasado el Ayuntamiento ingresó 33.000 euros por los servicios adelantados, pero este año no recibirá nada. "El programa de control del absentismo escolar es lo que más vamos a echar de menos. Teníamos unos objetivos cumplidos de casi el 100%", cuenta Balseiro. La vigilancia de las faltas injustificadas de los estudiantes es severa. Cada ausencia se notifica a los educadores sociales para que hablen con los padres del niño. "Es un trabajo de educación, que funciona a larga", explica Balseiro, convencido de que abandonar el programa tirará por la borda el trabajo de años. "No lo vamos a notar de un día para otro", señala.

En la larga lista de actividades diseñadas por los municipios al abrigo del Plan Concertado aparecen desde cursos de inserción laboral a préstamos de material escolar, programas de alfabetización, charlas de educación sexual o funciones de teatro. "No estamos hablando de cursillos de macramé, sino de necesidades básicas de las familias", se queja Ignacio Iglesias, concejal de Benestar de Teo, otro de los municipios afectados por el recorte. "El año que viene tendremos que redistribuir los recursos. No es solo que no quiten esto, nos quitan también la ayuda en el hogar", recuerda. Cada día nos sorprenden con un recorte nuevo", secunda Raquel Jabarés, concejala de Benestar de Culleredo, un municipio que debe hacer frente a la continua llegada de vecinos procedentes de los poblados chabolistas de A Coruña. El Ayuntamiento ha salvado en el último momento los 30.000 euros invertidos por adelantado gracias a un convenio con la Diputación.