Réquiem por la comedia (azconiana)
"Rafael Azcona (...) analiza la vida de los que le rodean. Y se estremece. (...) 'Sabemos que la vida es un desastre', les dice (...). 'Pero no importa -continúa-. Todo esto no pasa de ser una aventura ridícula", escribía Josefina R. Aldecoa en su prólogo a Estrafalario, volumen que reunía las novelas Los muertos no se tocan, nene, El pisito y El cochecito. Los muertos no se tocan, nene era una feroz comedia negra que acababa construyendo el retrato coral de una humanidad bulliciosa, empeñada en conjurar la muerte a través del caótico desboque del instinto. Azcona desarrollaba la máxima del muerto al hoyo y el vivo al bollo, descubriendo, en el bollo, el moho de las ilusiones vanas.
LOS MUERTOS NO SE TOCAN, NENE
Dirección: José Luis García Sánchez. Intérpretes: Silvia Marsó, Carlos Iglesias, Blanca Romero, Álex Angulo.
Género: comedia. España, 2001.
Duración: 90 minutos.
José Luis García Sánchez ha querido hacer realidad la película nonata que, en su día, no pudo completar la trilogía Ferreri / Azcona: se la ha planteado como ejercicio de estilo, en blanco y negro, con caligrafía deliberadamente anacrónica, reivindicando lo poético como elemento indisociable de la brutalidad azconiana. El Fabianito de la novela, inclemente autorretrato del artista como pimpollo perplejo entre las tensiones del numen y el semen, revelaba que Azcona no respetaba demasiado al joven que fue: el de la película revela que el cineasta respeta demasiado la memoria del amigo perdido... y el conjunto se resiente, convirtiéndose casi en el gesto nostálgico por una tensión (cómica) perdida.
Babelia
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