Grecia ultima el pacto para elegir primer ministro
Papandreu y la oposición prolongan las negociaciones una segunda jornada
Hay un punto de inflexión en la crisis económica de un país y es el que se produce cuando taxistas y tenderos ya hablan de la prima de riesgo o la quita de deuda, conceptos de la ingeniería financiera que hace poco no iban más allá de los especialistas. En tiempos así, puede pasar cualquier cosa, incluso que los políticos se echen a un lado para poner al frente del Gobierno a un banquero central. Los dos grandes partidos griegos ultimaban ayer el acuerdo para nombrar a Lukas Papadimos, exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y exgobernador del Banco de Grecia, primer ministro de un Ejecutivo de coalición nacional.
Fue un día extraño ayer en Atenas, el devenir de los acontecimientos se seguía como la final de un campeonato deportivo en el que el país se lo jugaba todo. Lo que pasa es que las negociaciones ya han agotado incluso el tiempo de prórroga. Las televisiones de los restaurantes sintonizaban con la gran historia del momento y los hombres de negocios que se movían por la parte más adinerada del centro de la ciudad preguntaban la última hora al camarero como quien dice ese "¿cómo van?" de un partido de fútbol.
Bruselas pide al nuevo Gobierno que se comprometa por escrito a los ajustes
El líder de la oposición calificó de "humillante" la exigencia de la UE
Yorgos Papandreu, dirigente del partido socialista griego (Pasok) y aún primer ministro, y Antonis Samaras, líder del partido de centro-derecha Nueva Democracia, "están ultimando los detalles del pacto con Papadimos", dijo a Reuters una fuente del Pasok, ahora en el Gobierno. Eran las cuatro de la tarde y a las once de la noche, hora del cierre de esta edición, el campeonato en cuestión no había terminado.
El exvicepresidente del BCE reclamaba más tiempo para poder realizar las labores que tenían encomendadas y rechazaba las elecciones anticipadas, que los partidos habían pactado convocar el 19 de febrero. Además, quería incorporar al equipo a personas de su confianza, según fuentes del Gobierno.
Y es que ese futuro primer ministro interino tomará en unos meses decisiones que afectarán a Grecia durante una década. Debe negociar con Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) la aplicación de un segundo rescate financiero que permita al país seguir pagando las facturas y evitar la quiebra, poner en marcha reformas estructurales y, lo más complicado es justificar en la calle, dar a los griegos más aceite de ricino: otra ola de recortes sociales.
Grecia, en fin, se ha confiado a un banquero central para poner en marcha toda su estrategia económica, tras meses de bloqueo político. Es, de algún modo, algo parecido a lo que ha ocurrido con Europa en su lucha contra la presión de los mercados. El BCE, dada la renqueante toma de decisiones de los políticos, ha liderado la reacción europea a la presión de los inversores incluso con medidas poco convencionales, como la compra masiva de bonos y las exigencias a los Gobiernos.
Mientras, Bruselas no deja de mirar el reloj. Es tal el escepticismo que la eurozona siente respecto a Atenas que ha pedido por escrito al nuevo Gobierno que se comprometa a acometer los ajustes económicos para liberar los 8.000 millones de euros que corresponden al plan de rescate anterior y que Grecia necesita como el agua para poder pagar las deudas que le vencen en lo que queda de año. Al líder de la oposición le parece "humillante", y anoche advirtió de que no piensa firmar nada. Más fuego.
Papandreu convocó a su Consejo de Ministros para comunicarles que debían tener preparadas sus dimisiones para la puesta en marcha del nuevo Gabinete, porque en breve se iba a presentar al presidente de la República, Karolos Papoulias, para informarle del nuevo Ejecutivo y, tras más de una semana de idas y venidas, entregar la placa. Hasta ayer por la noche, fuentes del Pasok insistían en que el pacto que negociaban con la oposición seguía girando en torno a un Ejecutivo de 100 días.
Al presidente de la República le debieron venir ayer algunos recuerdos a la cabeza. Atenas ya impulsó en 1989 un Gobierno de coalición que duró unos meses, que formaron los conservadores de Nueva Democracia y los comunistas, para hacer caer al socialista Pasok tras un escándalo de corrupción. Ese Ejecutivo liquidado tenía un titular de Exteriores llamado Papoulias y un primer ministro llamado Andreas Papandreu, el padre de Yorgos. En este extraño otoño griego todos son viejos conocidos.
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