El hundimiento del proyecto europeo
Ni la multiplicación de consejos europeos ni la reciente cumbre de los líderes mundiales del G-20 han logrado sacar a Europa del marasmo. La arquitectura institucional del Tratado de Lisboa ha quedado anticuada a pesar de que tiene menos de dos años de existencia.
Angela Merkel ha recuperado estas últimas dos semanas su papel favorito, el de heroína en cumbres internacionales. Está por ver si logra sacarle tanto partido como en tiempos anteriores a las elecciones de 2009. La correosa crisis griega, desatada poco después de su triunfo, le está pasando una seria factura al Gobierno de centro derecha que preside.
La crisis del euro apenas ha afectado la estabilidad de la coalición de conservadores (abrumadoramente antieuropeos) y liberales-demócratas (el partido británico más proeuropeo), aunque tiene potencial para acabar haciéndolo.
El jueves pasado, un día después de que Yorgos Papandreu anunciara su explosivo referéndum en Grecia, la noticia más ojeada de la edición digital del periódico portugués Jornal de Negocios fue una titulada sintomáticamente: Es mejor para Grecia salir? Y después, ¿vamos nosotros?
Al cierre de esta edición, increíblemente, Silvio Berlusconi continuaba en el poder. El día que, más pronto que tarde, el primer ministro italiano no tenga más remedio que dar el paso atrás que tantos le reclaman, ya no habrá ni ganas ni fuerzas para celebrarlo.
Se busca Gobierno que evite bancarrota. Tiene que sumar 180 escaños en el Parlamento para aprobar cuanto antes el plan de rescate financiero acordado en Bruselas. Imprescindible consenso para salvar la zona euro. Razón: Grecia.
La zona en donde el viernes el Ejército colombiana acabó con la vida de Alfonso Cano, el número uno de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es de una belleza imponente, pero también el escenario más inhumano para pelear.
A. N. | Bogotá
Santos insta a los combatientes a dejar la lucha armada - La operación tuvo apoyo desde dentro de las FARC