Dios tiene un lío
Dios tiene un lío enorme. Lo dijo ayer en L'Hospitalet Felipe González. Él no sabe si Dios existe ni si hay uno o varios, pero le parece que si la gente que se pelea lo hace en nombre de Dios, o hay varios o el que haya tiene tendencia a la esquizofrenia. Así las cosas, a saber lo que ha susurrado a Mariano Rajoy para que este diga que hay que tener una economía "como Dios manda". Las frases del expresidente socialista provocaron el entusiasmo de un público que llenó La Farga como hacía elecciones que no pasaba. González recurrió, con igual mérito, a la pedagogía y a la épica. A la primera para explicar su versión de la crisis y defender la idea de una Europa más decidida. A la segunda para animar a los presentes a votar el día 20. De vez en cuando, una anécdota, un chascarrillo, y el público, ríe y aplaude. A rabiar.
Felipe andaba ayer descreído. Y no solo en cuestiones teológicas, también en las estadísticas. Repitió lo que a mediodía había dicho a unos empresarios con los que comió: ni loco se cree que el paro sea en Grecia, con una caída de la producción de casi el 5%, tres veces inferior al de España. Ocurre -en el mitin no lo dijo, pero a los empresarios, sí- que hay mucha actividad en negro que machaca las finanzas del Estado, en general, y a muchos inmigrantes de modo particular. Sabía a quién se lo decía, porque quien contrata en negro es, sobre todo, un empresario.
Antes que él intervinieron Núria Marín (alcaldesa de L'Hospitalet) y Carme Chacón (ministra y candidata por Barcelona). Las dos recordaron que derecha e izquierda no son lo mismo. Que los recortes en sanidad y educación no afectan por igual a ricos y a pobres. Y Chacón añadió una cierta maldad: recordó que Rajoy pasó por cinco ministerios sin que se recuerde nada de lo que hizo. Luego, Felipe remató la historia: Rajoy tuvo a gala dejar siempre, cuando menos, las mismas carpetas que encontró al llegar. Debía de dedicar el tiempo a hablar con Dios. De economía.
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