Flores y familia en el cementerio
La fiesta de Todos los Santos, asociada a la memoria de los muertos, aguanta y resiste frente al empuje de la progresiva secularización y modernización del mundo actual. Es probable que el puente de este año restara ayer afluencia a los cementerios de las grandes ciudades -no así en los pueblos, que siguen concurridos caiga en el día de la semana que caiga la festividad- y que la sociedad del siglo XXI vaya perdiendo poco a poco costumbres como la de recordar a los difuntos, pero los cementerios catalanes volvieron a llenarse de personas que recordaban a sus muertos con ofrendas de flores. La fotografía, tomada en el cementerio de Girona, ilustra la pervivencia de la tradición: una familia, con niños y mayores, ayer, reunida ante la tumba cubierta de flores de uno de sus familiares.
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