El ganado cambia pasto por asfalto
Miles de ovejas recorren Madrid en la tradicional fiesta de la trashumancia
Los madrileños se toparon ayer con la tradicional estampa que una vez al año, desde 1994, llena las calles de la capital de ovejas dirigidas por pastores acicalados con elegantes mantones, zuecos de madera y pulidos cayados. La fiesta de la trashumancia, que reivindica la conservación y acondicionamiento de las cañadas para el ganado, celebró ayer su XVIII edición, coincidiendo con el puente de Todos los Santos.
Las más de 3.000 cabezas de ganado, que un día al año cambian el mullido pasto por la amalgama gris de petróleo y grava, estuvieron acompañadas de vacas y caballos. Las ovejas, provenientes de cinco ganaderías de Extremadura y de la sierra de Madrid, salieron a las 10 de la mañana de la Casa de Campo. En su recorrido por algunos de los lugares más fotografiados de la ciudad como la Puerta del Sol, la plaza de Cibeles o la catedral de la Almudena, sorprendieron a turistas y madrileños que se agolparon a ambos lados del rebaño para ver de cerca a los animales. "Todas estas son merinas, tienen pelaje en la cabeza. Las churras tienen grandes manchas negras", explicaba Fernando Vázquez a su hijo. "Hemos traído lo mejor de cada casa", aseguraba un pastor extremeño, entre las que destacó 150 merinas negras, una especie en peligro de extinción.
Al llegar a la plaza de la Villa, el pastor mayoral entregó a un representante municipal los maravedíes (moneda del siglo XV) que en 1418 permitían al ganado atravesar la capital.
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