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El mito de la clase media

Estamos en tiempos de ajustes. Hablar de ajuste es hablar de ingresos y de gastos, sean públicos o sean privados. En los presupuestos públicos, es lógico que se revisen los impuestos y algunos gastos. Por tanto, es lógico que se discuta cómo afectan a la equidad las distintas medidas posibles de ajuste. Dicho en otras palabras, se discute cómo repartir los costes de la crisis entre los ciudadanos.

Ya se ha dicho mucho sobre el tema. Quiero fijarme en un aspecto concreto: la mención frecuente que se hace de "la clase media" a la hora de justificar o de discutir medidas fiscales. A menudo, se introduce confusión. Me gustaría aclarar algunos puntos. Es muy corriente oír a personas convencidas y de buena fe, y a otras tal vez con menos buena fe, decir que las subidas de impuestos "las acaba pagando la clase media". Haré varias observaciones al respecto.

El impuesto sobre el patrimonio afectará solo al 1% de los impositores. Queda claro que no penaliza a las clases medias

La afirmación es cierta en algunos aspectos cuantitativos. La gran masa de ingresos fiscales proviene de este sector de población, ya que constituye el sector más numeroso. Aumentar impuestos de forma indiscriminada aumenta la carga al sector. Pero las personas del mismo han disminuido mucho en cantidad, tanto por arriba como por abajo. No olvidemos que, en estos momentos (y ya antes de la crisis), ha ido creciendo mucho el número de personas que se sitúan o se acercan al nivel de pobreza, y también los mileuristas (hace poco tiempo era una desgracia serlo, ahora para muchos es una aspiración). También ha crecido mucho el grupo de los que han abandonado la clase media por arriba. Una familia con uno o dos buenos sueldos, uno o dos coches de calidad, un piso de propiedad y una segunda residencia, tal vez se considera a sí mima de clase media pero no sé si un sociólogo la clasificaría así. Seguro que se sitúa entre el 20% superior de la población. No se puede incluir al mismo tiempo en la clase media a estas personas y a un trabajador con un sueldo medio, que seguramente no se siente tampoco de clase baja. Hay que saber qué se quiere decir cuando se habla de la clase media...

Hago estas consideraciones porque he visto con sorpresa como en dos episodios recientes, la supresión en Cataluña del impuesto de sucesiones y la recuperación en España del que grava el patrimonio, se ha hecho mucha demagogia sobre la defensa de la clase media. Es una falsedad en ambos casos. Tengo datos numéricos sobre el segundo. Los expertos discuten si el recuperado impuesto afectará a 140.000 o 160.000 personas. Teniendo en cuenta que existen en España más de 20 millones de impositores, este grupo no llegará al 1%. Hay que ser muy poco riguroso para oponerse a la recuperación de este impuesto diciendo que se acaba siempre perjudicando a las clases medias, como he oído decir a gente de la derecha.

Lo que sí es cierto es que en estos dos impuestos, y no sólo en ellos, hay una parte todavía más reducida de la sociedad (las grandes fortunas y algunas no tan grandes...) que tienen mecanismos legales o fraudulentos para no pagar. Si no se ataca de frente esta situación irregular, cualquier medida que afecte a estos niveles seguirá dejando injustamente una parte de los más altos fuera de la contribución. No es suficiente una elevación transitoria de impuestos a las grandes fortunas, como se propone. Suena a una mezcla de caridad y de cinismo, para que todo siga igual.

Una parte de la clase media ya ha pagado la crisis. Se ha quedado sin trabajo y se quedará sin ingresos. Otra parte importante de la clase media no se ha visto directamente afectada y mantiene su nivel de vida. Y otra parte ha de reconocer que en realidad ha pasado a ser clase alta. A estos últimos, y no solo a las grandes fortunas, se les ha de pedir una contribución mayor. Y a las grandes fortunas se les ha de eliminar los mecanismos para no pagar.

Sin todo esto, es muy injusto recortar servicios que afectan fundamentalmente a las clases baja y media. Si estos servicios públicos no se pueden sostener, hay que depurar ineficiencias e introducir un copago, pero solamente para aquellos usuarios con niveles de renta más altos.

Oponerse a aumentos de según qué impuestos porque afectan a la clase media es una falacia que sirve para poner en contra de la medida a una parte importante de la población que saldría favorecida por la medida, ya que no le afectaría el aumento y, en cambio, permitiría mantener la calidad sin recortes de los servicios que utiliza.

Joan Majó es ingeniero y exministro.

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