"Debemos repensar el modelo de país, pero nadie quiere dar el paso"

Acaba de arrancar un nuevo periodo de sesiones en el Parlamento vasco, que preside Arantza Quiroga, en pleno camino al 20-N y en medio del debate sobre el proceso hacia el fin de la violencia.

Pregunta. ¿Los socialistas dan alas a ETA?

Respuesta. Los socialistas están en un momento en que quieren dar alas a cualquier tema que no sea el económico. Hay que entenderlo así y saber encauzar sus actitudes en este campo. No hacerlo así es entrar en debates que no nos llevan a ningún sitio, sobre todo con un pacto entre dos partidos para sostener al Gobierno vasco. Conforme se acercan elecciones, pasó lo mismo con las municipales, es el tema recurrente para el PSE. Considera que enarbolar esa bandera del proceso de paz entre comillas le puede dar votos. El proceso no lo lidera el PSE; está dirigido y diseñado por ETA. Ya contábamos con esto. Cuando estábamos planificando la campaña electoral, contábamos con que iba a ser el tema al que se iba a tratar de agarrar el PSE, porque los resultados y la política económica brillan por su ausencia.

"Los socialistas creen que enarbolar el proceso de paz les puede dar votos"

"No entiendo por qué tanto miedo a hablar de vencedores y vencidos"

P. ¿Los socialistas, en Euskadi y fuera, usan entonces la lucha antiterrorista para ganar votos?

R. Muchos años hemos escuchado cómo se reclamaba al PP que se sacara fuera del debate político la lucha antiterrorista y estamos viendo cómo ahora es la baza. Quizá es lo único esperanzador que pueden vender a la sociedad. Me parece irresponsable, porque si se ha llegado hasta esta situación ha sido porque ha funcionado el pacto antiterrorista y se han tomado las decisiones acertadas. Espero que, tras el 20-N, todo vuelva a su cauce y mantengamos la unidad en la lucha antiterrorista. Y espero que mi partido sea capaz de no entrar al quite y no meter la lucha antiterrorista en el debate político.

P. Algunos de sus compañeros no parecen estar por esa labor.

R. Creo que se equivocarán. Hay que contestar y debatir, pero debemos centrarnos en los aspectos que preocupan, como el desempleo.

P. ¿Qué pensó al escuchar la semana pasada el decálogo del lehendakari y su propuesta sobre los presos de ETA?

R. Me dio pena que en un debate de política general, con la que está cayendo, el titular del día siguiente tuviera como protagonista a los presos. Eso es estar desconectado de la realidad social. Si ETA está tomando decisiones, dejemos que lo haga. El Estado de derecho ya ha hecho mucho. Quien quiera volver a la democracia sabe cuáles son las reglas del juego. El problema es que alguno se está poniendo muy ansioso y podemos encontrarnos con que vayan a lograr sin matar lo que no han conseguido matando. Me parecen peligrosos algunos discursos que no especifican bien cuándo se habla, por ejemplo, de generosidad. Por supuesto que las sociedades son generosas, pero no puede haber generosidad sin justicia.

P. ¿Si ETA no anuncia su final definitivo antes del 20-N, que hará Rajoy si llega a gobernar?

R. Mientras exista una banda terrorista, el Estado de derecho debe luchar contra ella. Quizá estamos generando unas expectativas de esperanza y de que esto se acaba porque a algunos les interesa generarlas, pero que, en realidad, ETA no tenga intención de decir que echa la persiana.

P. Compañeros suyos en el PP vasco afirman que Rajoy será inteligente para gestionar el proceso hacia el fin de ETA. ¿Qué significa eso en concreto?

R. Estoy segura de que lo que sí va a ser es coherente, que seguirá aplicando las recetas de la lucha antiterrorista y eso va a garantizar que, si ETA está decidida y queriendo dar pasos, los dé definitivamente. Hemos llegado aquí gracias a lo que hemos hecho desde la democracia, sin atajos. La victoria es nuestra, y no entiendo por qué no lo ponemos en valor, por qué nos da tanto miedo hablar de vencedores y vencidos. El terrorismo ha sido vencido.

P. ¿Hay que cambiar la política penitenciaria?

R. La política penitenciaria ya garantiza la reinserción. Los presos de ETA tienen que abandonar esa consigna impuesta por la banda de no entrar en los procesos de reinserción. ¿Qué están pidiendo, una amnistía? ¿Flexibilizar qué?

P. ¿Cómo debe ser el relato del pasado de violencia?

R. Lo más veraz posible. Se pueden contar las cosas sin abrir heridas continuamente, pero contar cómo ha sido y por qué ha sucedido. Vemos la obsesión de la izquierda abertzale y de algunos que les hacen de mariachis por equiparar a las víctimas, generar la sensación de que aquí ha habido una guerra entre dos bandos y que ese sea el inicio del relato. Me preocupa que también en el Parlamento vasco se dé cobertura a esos discursos, igual desde una buena intención.

P. Si el proceso de paz avanza y Rajoy gobierna, el PP deberá afrontar decisiones sobre los presos o la izquierda abertzale que pueden ser muy difíciles para su base sociológica y electoral.

R. Partimos de algo erróneo. Estamos casi hablando de una negociación entre Rajoy y quienes quieren hacer política en la izquierda abertzale. Rajoy contará con el PSOE y con los partidos que quieran defender el Estado de derecho, y tendremos que ser los demócratas los que marquemos cómo hacer para que la situación se normalice. Estamos asumiendo como un dogma que la pelota está en el tejado del Estado y me niego a pensar eso. La exigencia es a ellos. ¿A nosotros qué más se nos puede exigir?

P. ¿Una comunidad de dos millones de habitantes que desperdicia 403 millones de euros anuales por duplicidades en la gestión no se debería replantear su modelo de país?

R. Por supuesto que se debería replantear, pero este debate lo hemos tenido muchas veces y no se ha hecho nada. Nadie se atreve a dar el paso y a tomar decisiones. La situación nos va a obligar, pues de donde no hay ya no se puede sacar. En una situación de vacas gordas uno se puede permitir meter determinados debates en un cajón, pero en este momento, no.

P. Ahora abriría un escenario muy complicado, con el Gobierno y cada Diputación dependiendo de un partido distinto.

R. Efectivamente. Es el reto.

P. El camino a las urnas del 20-N está siendo un debate sobre los recortes. ¿Usted dónde recortaría?

R. (Largo silencio). En gastos corrientes. A eso le llamo yo recortar. En lo demás hay que evaluar si el dinero que destinamos a ciertos aspectos es eficaz o no. Antes de tomar decisiones hay que analizar si somos eficaces en algunos gastos. El PSOE dice, con el trazo grueso, que las comunidades que gobierna el PP están recortando derechos en Educación, en Sanidad. Saben que no es así.

P. Comunidades de su partido están recortando en Educación y Sanidad.

R. ¿Cuál es el recorte? ¿Una eficiencia en el gasto es un recorte de derechos? ¿Los niños se están viendo afectados en su derecho a ser educados? No. Ahora sí con las huelgas. Hay muchísima demagogia con esto. Todos debemos cambiar la mentalidad y saber que no es un momento en que podamos estar con reivindicaciones de época de vacas gordas. No cabe. No estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época y esto lo tenemos que asimilar, sobre todo las generaciones que ahora mismo se están formando. Es importante que tengamos un nuevo Gobierno que amplíe la tarta del mercado laboral.

P. ¿Y cómo se amplía?

R. Con las recetas que han funcionando y otras nuevas, porque también las cosas están cambiando a nuestro alrededor. Lo primero que debemos hacer es generar confianza. ¿Ahora mismo quién confía en España? ¿Quién quiere venir aquí a invertir?

P. ¿Los mercados van a confiar más en España porque gane Rajoy?

R. Está claro que ahora mismo no confían en nosotros.

P. Esa no era la pregunta.

R. Está claro que ahora no confían. Con un Gobierno serio, que si se compromete a tomar decisiones las toma, nuestra situación va a cambiar. Otra cosa es que no podamos solucionar todos los problemas del mercado financiero. Europa también tendrá que hacer sus deberes.