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Mas se lanza a abrir su abanico de socios para 'escapar' del PP

CiU busca acuerdos con ERC y PSC en vísperas del debate de política general para calmar a su militancia

Miquel Noguer

Transmitir a la militancia una imagen de partido que puede pactar con todos, no solo con el Partido Popular. Después de las elecciones generales ya se verá qué ocurre, pues dos meses en política es una eternidad. Con esta filosofía afronta Convergència i Unió el primer debate de política general con Artur Mas como presidente de la Generalitat. Los nacionalistas catalanes están preparando al detalle el debate que comienza mañana y en el que buscarán completar una pirueta complicada como pocas: acordar propuestas con Esquerra Republicana sobre asuntos como el concierto económico, con el PSC en lo tocante a medidas de simplificación administrativa y todo ello sin renegar de los pactos vigentes con el Partido Popular. "Se trata de dejar claro que estamos abiertos a acuerdos con todos y que no nos avergonzamos de los pactos con el PP", señala un dirigente de CiU próximo a Mas.

Millo: "Se está recortando a hachazos cuando se requiere cirugía"

El discurso oficial de la federación nacionalista es que sus militantes no castigarán los acuerdos con el PP para los presupuestos -y los recortes sociales- y para repartirse el poder en la Diputación de Barcelona y Badalona. La gente sabe diferenciar y entiende que en tiempos de crisis hay medidas impopulares que deben aplicarse, aseguran. Sin embargo, desde antes del verano las voces críticas con el PP no han dejado de crecer en el seno de la federación. Alcaldes de peso como el de Figueres, Santi Vila, y dirigentes del ala socialdemócrata del partido como Carles Campuzano no han dudado en levantar la voz para denunciar un excesivo acercamiento al PP y, sobretodo, para alertar de sus consecuencias.

Josep Antoni Duran i Lleida, el próximo dirigente de CiU que pasará por las urnas, no ha dudado en pedir acuerdos con el PSC. Lo que sea para alejarse del PP. Duran está esquivando como puede la metralla que le envía la izquierda recordándole no solo los pactos con el PP para aprobar los Presupuestos, sino también la creciente beligerancia de este partido contra la lengua catalana.

Ahora toca distanciarse del PP. Pero, ¿hasta qué punto? En Convergència i Unió son mayoría los dirigentes que ven con buenos ojos un acercamiento a la nueva Esquerra Republicana liderada por Oriol Junqueras, de cuyo discurso se deduce que dará prioridad al eje nacional por encima del eje social. Si esto se confirma los pactos con el PP podrían pasar a un segundo plano, máxime cuando todos prevén una mayoría absoluta de Mariano Rajoy que hará endurecer todavía más el discurso del PP catalán.Pero la estrategia de Esquerra Republicana no acabará de quedar clara hasta el próximo fin de semana, cuando los independentistas desbrozarán su hoja de ruta en el congreso que celebran en Girona. De momento, el giro a la derecha de Junqueras ya ha recibido un toque de alerta interno por parte de las influyentes juventudes del partido, que exigen no bajar la guardia con los recortes sociales del Gobierno de Mas. Con este panorama, CiU no se acaba de fiar de la voluntad de pacto de los republicanos y se esfuerza en tender puentes con otras formaciones.

Es aquí donde el Partit dels Socialistes entra en escena. El escenario ideal para Artur Mas sería alcanzar un pacto presupuestario con los socialistas catalanes. Los recortes futuros, que no serán menores por la necesidad de recortar el déficit en más del 50% en 2012, serían más llevaderos para CiU en compañía del gran partido de la oposición. Pero no parece que vaya a haber acuerdo por ahí. Los socialistas no quieren oír hablar de corresponsabilizarse de nuevos recortes si no hay un compromiso de CiU para grabar las rentas más altas. De ahí que los nacionalistas estén buscando acuerdos con los socialistas en otros ámbitos como la ley ómnibus.

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Eso sí, CiU quiere tener al PSC en la recámara como posible socio de urgencia si le fallan el PP y Esquerra Republicana. Esto explica gestos del Gobierno registrados los últimos días como el haber adelantado a altos cargos socialistas del anterior gobierno los principales resultados de la auditoría de las cuentas del tripartito que el pasado martes presentó el consejero de Economía, Andreu Mas Colell. El objetivo era que el PSC no se enterara de la auditoría a través de los medios y suavizar, así, su reacción. Tampoco pasó desapercibido el hecho de que Mas-Colell relativizara públicamente algunos asuntos espinosos de la auditoría para enterrar el pasado.

El PSC, pendiente de redefinir su estrategia en el congreso de diciembre, piensa alternar las críticas a los recortes con los mensajes de mano tendida en asuntos puntuales. Su portavoz, Miquel Iceta, daba ayer una muestra a través de su blog. "Cataluña está hoy peor que hace un año, el Gobierno no ha mostrado claridad ni en los objetivos ni en eficacia de gestión, solo hemos sabido ver los recortes sociales que afectan en especial a los sectores más desfavorecidos sin orden ni prioridad mientras se bajan impuestos a los sectores más acomodados", resumía Iceta.

Aunque habrá nuevos acuerdos de CiU con el PP y ambos partidos ya los han estado estudiando los últimos días, los de Alicia Sánchez Camacho piensan hacerse los ofendidos. Entiende el PP que CiU está incumpliendo aspectos del pacto presupuestario que cerraron en junio y que, por ejemplo, obligaba al Gobierno a negociar las siguientes cuentas, las de 2012, de forma prioritaria con el PP. Esto no será así, puesto que el Gobierno tiene conversaciones abiertas con PSC y ERC.

El portavoz parlamentario del PP, Enric Millo, fue el encargado de calentar ayer el debate al desmarcarse de los recortes que está aplicando el Gobierno pese a haberlos permitido en los Presupuestos: "Se está recortando la sanidad a hachazos cuando lo que requiere es cirugía", argumentó para asegurar que esto complica el mantenimiento de los acuerdos. Y es que el PP, como CiU, tampoco quiere ir a la campaña electoral con pactos establecidos.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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