Voces que no envejecen
Defienden los partidos piratas y algunas asociaciones de internautas que hay que reducir los plazos durante los cuales
un autor percibe los correspondientes derechos de las obras por él creadas. La respuesta de la Unión Europea a tal propuesta ha sido, sin embargo, la de recorrer el camino inverso. Además de mantener intacto el plazo de 70 años, el lunes decidió ampliar la cobertura para la autoría compartida y extendió el plazo durante el cual los intérpretes de música grabada y los productores pueden seguir cobrando sus derechos durante 70 años y no durante 50 como ahora.
Tal como están las cosas en Europa -en EE UU y Latinoamérica el plazo es de 70-, se da la circunstancia de que aquellos intérpretes que grabaron una obra siendo jóvenes -lo que es relativamente habitual- dejan de cobrar sus derechos de la noche a la mañana justo en el último tramo de su vida, cuando quizá más lo necesitan. Es una consecuencia de la mayor esperanza de vida y la Unión ha tenido más en cuenta el factor biológico que esa liberalización de la difusión de las obras musicales que exigen algunas voces en favor de un libre acceso a la cultura.
La decisión de la Unión Europea es fruto de una larga confrontación entre intereses contrapuestos. Pequeños países, entre ellos los nórdicos y el Benelux, se oponían a extender el plazo hasta los 70 años, una medida que sin duda perjudica a las operadoras de televisión. Ahora, cuando en un par de años todos los países de la UE hayan legislado siguiendo las nuevas directrices, se verán obligadas a gestionar y pagar durante 20 años más a productores e intérpretes.
Pero esta vez ha ganado Cliff Richard, el cantante que abanderó esta lucha y que beneficiará a tantos intérpretes, como el tenor Plácido Domingo, presidente de la Federación Internacional de la Industria Discográfica, o el exbeatle Paul McCartney, que han participado también en esta batalla. Todos ellos y, sobre todo, aquellos con menos renombre, podrán en el futuro envejecer sin tanto miedo a dejar de cobrar el fruto de su trabajo; siempre y cuando sus interpretaciones sean de aquellas que nunca envejecen.
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