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Reportaje:

Un incendio que prendió por 43 euros

Afloran los conflictos en un barrio empobrecido de Palma tras la muerte de un nigeriano - Sus amigos dicen que fue arrojado al vacío

"A muchos de los africanos de Son Gotleu les dejaría mi tarjeta de crédito en custodia". Maribel Alcázar, técnico del Ayuntamiento de Palma, especialista en conflictos sociales, actúa para mitigar los efectos del episodio de violencia racial que surgió en el barrio obrero superpoblado y empobrecido, con la mayor tasa de inmigrantes de Mallorca, más del 38 % de los diez mil residentes. Los desórdenes protagonizados por decenas de subsaharianos, enfrentados con clanes de etnia gitana, por el trapicheo de droga, ocurrieron tras la muerte, aún sin esclarecer, de Efosa Okosum, un joven de Nigeria que cayó de un quinto piso a la acera. Sus amigos sostienen que fue arrojado por dos gitanos que le perseguían.

Okosum cayó desde una azotea, acosado por dos narcos a los que debía dinero
Hay cierto rechazo entre africanos y gitanos, pero conviven

La población multinacional y más hacinada de Palma hace vida en la calle. "Se han suscitado miedos y rencores. Un trágico suceso particular causó una reacción colectiva, un estallido puntual de ira", anota Alcázar.

La llamarada de los disturbios se encendió en la madrugada del 29 de agosto y continuó el día siguiente. Otro agosto, en 2009, estalló otro enfrentamiento callejero de etnias por una nimiedad: unas gafas de sol no retornadas a su dueña. Una deuda de 43 euros por unos gramos de marihuana y el impago de un móvil han sido la chispa que motivó la disputa y el suceso mortal que prendió un conflicto larvado. La víctima, Efosa Okosum, huyó hasta una azotea por el acoso de dos traficantes y cayó al vacío. Tras su muerte se disparó la rabia de sus paisanos que clamaban justicia. La protesta derivó en algarada, destrozos y enfrentamientos con la policía, que detuvo a cinco africanos.

"Ha sido una lección de salvajismo" y "un terrible alzamiento nigeriano", proclama el expolítico Ginés Quiñonero, presidente de una de las asociaciones de vecinos. De izquierdista, Quiñonero ha devenido populista. En esta crisis, Quiñonero es el interlocutor vecinal del alcalde de Palma, Mateo Isern, del PP, al que exigió "ley, orden y más policía". Isern quiere "una policía fuerte, implacable con los delincuentes; que estos se sientan acosados y no los ciudadanos", dice. Quiñonero batalla por el cierre de locales "conflictivos" y la expulsión de los sin papeles. Y emplaza a su alcalde a que siga la política del regidor de Badalona, Xavier García Albiol.

"Ahora hay paz. No pasa nada ya. Mi gente lo que quiere es justicia, aclarar el asesinato de Efosa", señala un portavoz del colectivo nigeriano.

"A los narcos no les interesan los enfrentamientos en el barrio porque disparan la presencia de policías", explica un comisario de policía. En tres visitas en tres días se observa apariencia de normalidad y vigilancia: corros a todas horas en las calles muy grises. "En general hay cierto rechazo entre gitanos y africanos pero conviven bien en ciertos bloques", agrega la mediadora Alcázar.

Área siempre caliente, según el comisario, se mantiene la "calma total y absoluta, sin la tensión habida tras los incidentes". No se notan los dispositivos de control. Cien guardias y una decena de vehículos fueron movilizados en los disturbios. Una unidad policial que amparó al Rey en su veraneo acudió a la reyerta para frenar secuelas. Durante días, el suburbial territorio de Palma fue portada. SonGotleu estuvo en el top, el TT de Twitter.

Socialmente, en la segunda mitad del siglo XX, fue ejemplo de integración de inmigrantes y mallorquines. El perfil se transmutó hace una década y se asemeja al de algún suburbio de París de aluvión. Tiene bloques de predominio africano. Las fachadas y servicios urbanos están degradados, olvidados, a 1.500 metros de la playa.

Agitador, Quiñonero se asemeja a radicales de barrio de Francia. Líder clandestino del PCE en los 60, torturado y encarcelado por la dictadura, fue ocho años concejal de Palma en el poder con el PSOE. Lanza proclamas ultras y denuesta a la izquierda y se exhibe en su blog con un busto de tribuno romano. Clama contra "tanta inmigración africana descontrolada y levantisca que nos acogota y molesta".

Una decena de ONG trabajan por la multiculturalidad. Ayer anularon una jornada de convivencia "para evitar aglomeraciones tan en caliente", Las cicatrices son recientes. Los nigerianos insisten en que Efosa fue empujado. Ningún vecino vio la caída o empujón mortal. Pudo ser un episodio entre vendedores de droga. No es una guerra de narcos.

El conflicto de tono racial o enfrentamiento social entre gitanos y africanos es negado por quienes son vistos como interlocutores de sendos grupos étnicos. Joaquín Fernández, empresario gitano, y el trabajador nigeriano Robert Uwagboe han tomado la voz. Han escenificado la paz actual en varias reuniones con autoridades, policías y mediadores. "Lo que hace falta es un barco, con escalas en cada país de origen, que todos los que no tienen papeles se vayan y que quedemos solo los españoles". Así habla Margarita, de 70 años, que está en la cruzada de Quiñonero. Un comerciante autóctono afirma que "hay una colisión: los gitanos llegaron primero y algunos se dedican a la droga. Más tarde arribaron los africanos, que trapichean y controlan la prostitución. Todo se calmará. Falta más limpieza y seguridad".

El franquismo alzó Son Gotleu para albergar las masivas migraciones desde la Península pobre hasta la costa en desarrollo. Son bloques repetidos, edificios de mínimas viviendas. Pasadas dos generaciones desde la fundación, en los 90, la mayoría de insulares y los llamados forasteros, dio paso a nuevos inquilinos, también inmigrantes, pero de África. Cohabitan bastantes jubilados, clanes gitanos expulsados del gueto del narco poblado palmesano de Son Banya. El mapa político era una foto fija, la población trabajadora votaba izquierdas. Pero el pasado 22 de mayo, por primera vez, el PP superó al PSOE en las urnas de la barriada. Se derribó un tópico del antifranquismo,

Antoni Tarabini, sociólogo y exconcejal socialista de Palma, observa que ante el deterioro social y económico, "adoptar solo medidas policiales es simplista". "La inmensa mayoría de las familias originarias" se mudó y "ha sido sustituida por ciudadanos víctimas de la crisis, inmersos en un proceso de marginación y exclusión social. Eso se ha de afrontar".

Dos policías detienen a un hombre durante los incidentes del 29 de agosto.
Dos policías detienen a un hombre durante los incidentes del 29 de agosto.MONTSERRAT DÍEZ (EFE)

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