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La reforma de la Constitución

"Nada hipoteca más a un país que una deuda que no puede pagar", dice el líder socialista

Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a las elecciones generales, prosiguió ayer con su campaña para explicar el respaldo del partido a una reforma constitucional que consagra el límite al déficit, algo que muchos socialistas consideran más propio de la derecha. Durante un encuentro con vecinos y asociaciones en Fuenlabrada (Madrid), el candidato preguntó: "¿Quién ha dicho que sea de izquierdas endeudarse?". Y se respondió deslizando una advertencia: "No hay nada que hipoteque más a una sociedad que una deuda de lo que no puede pagar".

"Lo que es de izquierdas es dirimir los objetivos de gasto, recaudar ingresos tratando de que paguen más quienes más tienen y ordenar los gastos para que lleguen a quienes más lo necesitan", afirmó Rubalcaba, que calificó la reforma de la Constitución pactada por PSOE y PP de "importante, necesaria y razonable". Un país que debe mucho, insistió, "pierde su autonomía política", porque queda en manos de aquellos a quienes debe dinero.

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El contexto que ha llevado a la reforma está claro, afirmó el candidato: "La situación que se vive en Europa" ha hecho que los mercados duden de la capacidad de pago de algunos países. Según Rubalcaba, la solución a la crisis griega "se hizo a medias" y aquellos a quienes Grecia debía dinero se lo quisieron cobrar a Italia, España o Bélgica. Ahora España debe ponerse "en el pelotón de cabeza" de quienes abogan por la estabilidad presupuestaria. La reforma pretende "decir al mundo" que España es un país "en el que se puede confiar". "Endeudarse es muy malo", concluyó el socialista. Pero "la vida sigue" y ahora "hay que hacer muchas otras cosas".

Con Rubalcaba estaba el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, que esta semana se mostró "escéptico" con la reforma. Ayer se limitó a felicitarse de que haya "debate" y "libertad interna" en el PSOE.

Alfredo Pérez Rubalcaba (a la izquierda en la tarima) y Tomás Gómez, ayer con colectivos vecinales de Fuenlabrada (Madrid).
Alfredo Pérez Rubalcaba (a la izquierda en la tarima) y Tomás Gómez, ayer con colectivos vecinales de Fuenlabrada (Madrid).GUSTAVO CUEVAS (EFE)

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