Controlado el vertido de crudo en el Mar del Norte
La petrolera Shell reconoce que el derrame puede triplicar el daño inicial
Diez días de intenso trabajo de los buzos y los robots marinos han permitido a la petrolera anglo holandesa Shell atajar finalmente el mayor vertido de crudo que se ha registrado en el Mar del Norte en la última década. Así lo confirmaba ayer la principal compañía de petróleo de Europa, entre críticas de las organizaciones ecologistas por la falta de transparencia a la hora de informar del desastre.
A raíz de un incidente desencadenado el 10 de agosto, y cuyas causas todavía no han sido aclaradas, casi 220 toneladas de crudo se derramaron a tan sólo 180 kilómetros de la ciudad escocesa de Aberdeen, conformando una mancha negra de más de 10 kilómetros cuadrados que puede tener un efecto devastador en la flora y la fauna de la zona. Tanto el Gobierno de Londres como el de Edimburgo han subrayado la improbabilidad de que el vertido alcance la costa oriental de Escocia, porque, según garantiza la petrolera, desaparecerá de forma natural.
Un portavoz del Gobierno escocés incluso insistió en que los pesqueros locales seguían su ritmo de trabajo normal en la zona, pero la propia multinacional reconocía, a través de un portavoz en Londres, que todavía se desconoce el alcance final del suceso y que el derrame de petróleo residual podría superar hasta tres veces la cantidad que ya ha fluido en el océano desde la plataforma Gannet Alpha.
Las tareas de rescate consiguieron ayer cerrar la válvula de salida del oleoducto subterráneo -de muy difícil acceso- a través de la cual se filtraba hacia el mar el equivalente a un barril diario de crudo. La espita fue sellada con veinticuatro bloques de cemento y será objeto de estricta vigilancia durante los próximos días. La petrolera ha anunciado asimismo que pondrá en marcha una investigación "completa y abierta" para determinar el origen del suceso, tal como reclama la organización conservacionista RSPB Escocia, con el apoyo de Greenpeace.
El director de RSPB, Stuart Housden, exige que "los responsables rindan cuentas ante la justicia", al tiempo que reprocha a Shell la dilación de tres días a la hora de hacer públicos los problemas detectados en la plataforma. En su opinión, los exigidos procedimientos de inspección y mantenimiento hubieran impedido que se produjera el vertido, y se cuestiona si la compañía y las autoridades cumplieron con su obligación.
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