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Mas se desdice de sus críticas y opta por mantener el formato de la Diada

Los actos institucionales esquivan los recortes y costarán unos 300.000 euros

Miquel Noguer

El cambio de Gobierno en la Generalitat tendrá poca incidencia en el formato de la celebración de la Diada del Onze de Setembre. El Gobierno que preside Artur Mas ha optado por mantener este año el formato de conmemoración que ideó el Gobierno de Pasqual Maragall y que se ha venido repitiendo con escasas variaciones desde 2004. El Gobierno ha optado por no hacer cambios pese a que Convergència i Unió rechazó inicialmente la celebración institucional del parque de la Ciutadella. La Generalitat prevé gastarse 300.000 euros en la celebración de la Diada, una cifra similar a la del año pasado.

Mas ha optado por olvidar y pasar página a las críticas proferidas por Convergència i Unió y él mismo cuando en 2004 el expresidente Pasqual Maragall optaron por trasladar el centro institucional de la Diada desde el monumento a Rafael de Casanova hacia el parque de la Ciutadella. El objetivo del Gobierno tripartito era que la Diada dejara de estar asociada a los abucheos e insultos que una minoría radical dedica cada año a los partidos cuando estos hacen sus ofrendas florales. Desde entonces el principal acto, con un marcado carácter institucional, es el que se celebra en la Ciutadella, en el que se evitan los discursos políticos y se da todo el protagonismo a músicos y poetas invitados para realzar cara más cívica de la jornada.

Este formato, consolidado tras siete años, no gustó inicialmente a Convergència. Los nacionalistas, también Esquerra Republicana, fueron reacios a que desde el Gobierno se intentara restar protagonismo a la ofrenda floral al monumento a Rafael de Casanova. Mas llegó a decir en aquel momento que lo que en realidad pretendía Maragall con el cambio de formato era "anular" la ofrenda floral y llamó a sus militantes a "combatir" lo que consideró un ataque a la catalanidad.

El cambio de formato también provocó un incendio en las relaciones entre Maragall y su antecesor, Jordi Pujol. Este amenazó con no acudir al acto porque un documento interno del Gobierno tripartito afirmaba que el Gabinete anterior no había dado a la Diada el carácter institucional que se merece.

Todo esto es historia. Fuentes del Departamento de Presidencia han explicado que la decisión ha sido mantener el formato. "Si hay cambios no serán este año", han confirmado. Queda por ver cómo se resuelve finalmente la ofrenda floral del monumento a Casanova.

El año pasado, en un último intento por bajar el volumen a los radicales que acaparan toda la atención, el expresidente Montilla optó por alejar del monumento la zona dedicada al público. Con ello los políticos se ahorraron los abucheos, pero el líder de CiU criticó los cambios asegurando que en las ediciones anteriores había "más libertad".

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Lo que sí quiere evitar el Gobierno es un debate por el coste de la Diada, unos 300.000 euros. El ejecutivo de Mas espera atajar cualquier polémica recordando que el verdadero recorte ya lo aplicó al suprimir la masiva recepción del día de Sant Jordi y que la Diada debe celebrarse "como es debido".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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