Cameron pierde frente a la policía

El primer ministro británico, David Cameron, se enfrascó esta semana en una polémica pugna con los jefes de la policía por las tácticas empleadas para atajar la oleada de violencia que ha sacudido Inglaterra. Varios mandos de las fuerzas de seguridad no escondieron su indignación, que crece por la decisión de Cameron de contratar al asesor estadounidense Bill Braton, el hombre que logró reducir sustancialmente la delincuencia en una ciudad tan conflictiva como Los Ángeles. Pues bien, una encuesta divulgada ayer por el diario The Guardian revela que los británicos otorgan más confianza a la policía que al jefe del Ejecutivo.

Solo un 30% de los encuestados opina que Cameron hizo un buen trabajo, mientras el 44% piensa lo contrario. Mucho mejor parado sale el comisionado de la Policía Metropolitana, Tim Godwin. El 45% de los sondeados respalda su trabajo durante esta semana de gravísimos altercados y el 27% muestra su desaprobación. Pero hay un dato revelador: el 61% confía en la policía, y ello a pesar de que un segmento de la población —buena parte de la minoría afrocaribeña— detesta a los uniformados. Con todo, muchos británicos dudan de que la policía pueda cumplir su misión adecuadamente por falta de recursos. Los mismos responsables de las fuerzas de seguridad han advertido de que el recorte presupuestario del 20% en cuatro años previsto para la policía será otro obstáculo para desempeñar su labor.

La gestión de esta crisis puede acarrear consecuencias políticas para el Gobierno conservador. La ciudadanía tampoco comprendió bien por qué el jefe del Gobierno tardó tres días —"fueron muy rápidos para recortar el presupuesto, pero muy lentos para recortar sus vacaciones", es una frase que se ha escuchado con frecuencia estos días— en regresar a Londres, una vez desatados los disturbios.