_
_
_
_

Todos miran al BCE

Solo la autoridad bancaria europea, que hoy celebra consejo, tiene capacidad para frenar la ola especulativa

Alejandro Bolaños

No hay otra. Ni el enésimo programa de recorte de gasto público ni una reunión urgente de los líderes de la zona euro. Lo único que haría desistir de forma inmediata a los inversores que especulan a la baja con la deuda pública italiana y española es una intervención del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado secundario.

No sería la primera vez que funciona de cortafuegos mediante la compra de bonos de los países periféricos. Ya lo hizo para contener el ataque sobre los títulos de Grecia, Irlanda y Portugal. En los tres casos, su actuación sirvió para ganar tiempo mientras se definían las condiciones de los planes de rescate.

El acuerdo alcanzado por la Unión Europea el pasado mes de julio tenía una motivación clara: dotar a la zona euro de herramientas que eviten llegar, precisamente, a una situación en la que Italia o España, los países que concentran ahora el ataque de los especuladores, tuviesen que recurrir al auxilio financiero del resto de socios. El enorme volumen de ese hipotético rescate fue lo que animó a la UE a cerrar un pacto que llevaba meses sin fraguar.

El acuerdo al que llegó la UE en julio tardará meses en ponerse en práctica
El BCE dio oxígeno a los tres países rescatados adquiriendo bonos

La cuestión es que ponerlo en marcha llevará aún varios meses más. El plan de los líderes de la UE necesita tiempo y solo el BCE puede comprarlo. El asunto será tratado, sin duda, en la reunión mensual que celebra hoy el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo. Y la conferencia de prensa del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet será, otra vez, seguida con lupa.

"Si los mercados continúan desconfiando de Italia y España, nada, excepto la reapertura por el BCE del programa de compra de bonos para adquirir sin límites títulos italianos y españoles, se interpone entre el mercado de deuda pública y un desastre que podría destruir la zona euro". La advertencia del economista jefe de Citigroup, en un artículo de opinión publicado por el Financial Times, sintetiza, a las claras, la opinión mayoritaria entre los expertos.

Los gestores de bancos de inversión aseguran que, como es frecuente en agosto, hay pocas operaciones en el mercado. En el caso de los títulos italianos y españoles, casi todas son órdenes de venta, lo que devalúa el precio de los bonos y, en paralelo, eleva los tipos de interés (cerca ya del 6,5%) y las primas de riesgo (el diferencial con el interés del bono alemán, que ronda esta semana los 400 puntos básicos). En otras ocasiones, la intervención del BCE desencadenó las compras y alivió la prima de riesgo de los países afectados. Ahora, con volúmenes de negociación más reducidos, cualquier gesto podría tener un efecto aún mayor.

Pero la reapertura de ese programa, en el que el BCE se ha gastado ya 77.000 millones de euros para adquirir títulos griegos, portugueses e irlandeses, no es fácil. Arrancó tras una dura batalla en la que Trichet impuso sus tesis frente al ala más ortodoxa, liderada por el entonces presidente del Bundesbank, Axel Weber.El recelo alemán ante una iniciativa que encaja mal en el mandato del BCE para mantener la estabilidad monetaria y el control de los precios hizo advertir desde el principio a Trichet de que era una "medida extraordinaria, y por tanto, temporal". Desde abril, el programa está en hibernación.

Solo una situación excepcional podría persuadir al BCE para volver sobre sus pasos. Aunque a juicio de muchos expertos, como los de Eurointelligence, centro de investigación sobre la economía europea, esa situación ya está aquí. "Si se analiza la prima de riesgo, Italia y España se encuentran ahora en la posición que estaban Irlanda y Portugal antes del rescate; Bélgica está donde España solía estar hace un mes. Y Francia ha escalado a donde solía estar Bélgica. Las piezas de dominó en la eurozona están cayendo", dicen en un análisis divulgado ayer.

La compra de bonos españoles e italianos daría otra dimensión al moribundo programa del BCE. Pero también a las reticencias de los consejeros que no quieren ni oír hablar de otra medida extraordinaria. En el peor de los casos, eso podría llevar a una rebaja de calificación del Banco Central (la triple A, que le permite financiarse más barato) e incluso a que tuviera pérdidas.

El Banco Central Europea tuvo que ampliar por primera vez su capital social (hasta los 10.760 millones, casi el doble que la dotación inicial) para cubrirse ante eventuales pérdidas por sus medidas extraordinarias. En lo relativo a la deuda pública, hay dos posibles vías de agua para sus cuentas: los bancos de la zona euro utilizan los títulos de deuda pública como garantía de los multimillonarios créditos a corto plazo que les otorga el BCE. Solo si el crédito no se devuelve y el título de deuda se ha devaluado, el Banco Central se anota pérdidas. En el caso del programa de adquisición de deuda pública en el mercado secundario las posibles pérdidas dependen, de forma directa, de cuándo se revendan los títulos. En todo caso, si España e Italia, cuyo PIB conjunto equivale al 21% de la UE, se incorporan a este programa, el riesgo para el BCE aumenta de forma sensible.

El guión habitual establece que Trichet responderá a los periodistas con expresiones del tipo "el programa de bonos sigue abierto" (nunca se le dio oficialmente por muerto) o "estamos decididos a mantener la estabilidad de la eurozona". Es lo mínimo para sostener la idea de que una intervención puede ocurrir en cualquier momento, la última barrera de contención ante las apuestas a la baja.La crisis financiera

Las políticas monetarias

Jean-Claude Trichet, el pasado mes de mayo.
Jean-Claude Trichet, el pasado mes de mayo.BERNARDO PÉREZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_