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Entrevista:JOSÉ LUIS DE LA GRANJA | Historiador | 75 años del golpe de Estado

"El acuerdo entre Aguirre y Prieto cambió el curso de la guerra en Euskadi"

Durante las primeras semanas de la Guerra Civil, antes de llegar al acuerdo entre el PNV y el Frente Popular y al nombramiento de Manuel Irujo como ministro del Gobierno republicano, la clave autonómica es la que lleva a los nacionalistas a posicionarse con la República y en contra del golpe militar. Pero, ¿qué pasó aquel 18 de julio en el País Vasco y en Navarra?

Pregunta. ¿Cuál es la situación política en Euskadi y en Navarra en vísperas del golpe de Estado del 18 de julio de 1936?

Respuesta. Distinguiría dos dinámicas totalmente distintas después de las elecciones de febrero/marzo del 36. Por un lado, en Bizkaia y Gipuzkoa, se vive una situación de tranquilidad, una especie de pequeño oasis de paz en el sentido de que no se da la violencia política y social que se había padeció desde que llegó la República hasta la Revolución de Octubre del 34. Y eso obedece a la "entente cordial" que se concreta, -que no es todavía una alianza, ni un pacto-, entre el PNV de José Antonio Aguirre y el Frente Popular de Indalecio Prieto, para sacar rápidamente adelante el Estatuto vasco, lo que no había sido posible en los cinco años anteriores. La tranquilidad en Bizkaia y Gipuzkoa es, también, debida a que las elecciones en las dos provincias las había ganado el PNV y el Frente Popular. Este, en Bizkaia capital, en la circunscripción de Bilbao, y el PNV en la circunscripción de Bizkaia provincia y en Gipuzkoa. Por primera vez desde hacía décadas no había ni un solo diputado de las derechas. Esas derechas que se van a sumar a la insurrección y al golpe militar de julio.

"Los sublevados creyeron que el PNV podía mantenerse neutral"
"Predominó la rápida elaboración y aprobación del Estatuto"
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"La clave autonómica es la que posiciona al PNV con la República"

La dinámica que predomina es la de la rápida elaboración y aprobación del Estatuto vasco. Los hechos más claros son que el PNV va a votar la confianza al Gobierno de Manuel Azaña en las Cortes primero, y después va a aceptar la maniobra de Azaña y Prieto de destituir a Aniceto Alcalá Zamora como presidente de la República, e inmediatamente después votar de nuevo a Azaña para la jefatura del Estado. Al mismo tiempo, en la primavera, se constituye la Comisión de Estatutos en el Parlamento, cuyo presidente es Prieto y el secretario Aguirre. En esa Comisión se va a consensuar un texto de acuerdo con las ideas de Prieto. Es decir, un estatuto breve, mucho más breve que el que había sido plebiscitado, mucho más parecido al catalán, en el que se fijaban fundamentalmente las competencias autonómicas y en cambio no se detallaba el sistema de poderes.

P. ¿Cómo reacciona la derecha a ese proyecto de Estatuto, cuando desde el inicio de la República, años antes, se había opuesto a cualquier fórmula estatutaria para el País Vasco?

R. La derecha y me refiero, por ejemplo, a Calvo Sotelo cuyo último acto parlamentario, antes de ser asesinado, fue la obstrucción al Estatuto vasco y a José Luis Oriol, el diputado, y en buena medida el cacique de Álava, que también va a oponerse. Ahora, si en el 32 en Navarra fue "Fueros sí, Estatutos no", en el 36 es "Conciertos sí, Estatutos no", como si fuesen incompatibles. La solución que dio Prieto, era incluir el Concierto dentro el Estatuto. La Hacienda autónoma se basaría en el Concierto de 1925 con las Diputaciones vascas. Y eso va a permitir que en vísperas del 18 de julio el Estatuto está ya dictaminado, está ya consensuado, y lo que faltaba era su aprobación en el pleno de las Cortes, que es lo que se va acelerar por la Guerra Civil.

P. ¿Y qué ocurría en el resto del País Vasco y en Navarra?

R. El otro País Vasco o País Vasco navarro, digamos, que es la mayor parte de Álava y sobre todo Navarra, tiene una dinámica totalmente distinta. Navarra había quedado descolgada del Estatuto vasco en 1932. Ahora, el Frente Popular, no solo el PNV, quería que se incorporase a él, pero era imposible porque Navarra era la única provincia de toda España que no controlaba el Frente Popular. Todos los diputados eran del bloque de derechas, y mayoritariamente carlistas. La Diputación navarra, por su peculiaridad foral, era la única que no era del Frente Popular, y eso permite una dinámica donde predomina la conspiración, que es cívico-militar, porque por un lado, su director, el jefe supremo de la conspiración es el general Emilio Mola, el gobierno cometió el error de mandarle a Pamplona, un sitio idóneo para conspirar a sus anchas-, que conecta con ese apoyo popular superior al resto de España el 19 de julio del 36.

La situación de Álava era un poco intermedia. La mayoría, también, era carlista. Siempre había salido diputado por Álava, José Luis Oriol, pero las fuerzas de izquierda tenían un diputado republicano, y por primera y única vez, en 1933 el PNV lograba un escaño en esa provincia. Entonces predominaba la oposición al Estatuto y el apoyo a la conspiración y a la sublevación. En este caso Oriol, políticamente, y Camilo Alonso Vega como jefe militar, contaban con menor apoyo popular, pero también con bastantes requetés armados y preparados para el golpe.

P. Y tanto por un lado como por el otro, ¿cómo se vive ese 18 de julio?

R. En Vitoria había efervescencia, pero por ejemplo, incluso a sectores muy cualificados les va a pillar por sorpresa veraneando en Gipuzkoa. O sea, que había rumores pero tampoco era tan claro, y desde luego nadie esperaba, ni las fuerzas gubernamentales, ni los propios conspiradores, que eso iba a dar lugar a una guerra civil tan larga. Incluso los que se sublevan piensan que van a triunfar en poco tiempo y, en todo caso, que eso va a durar, como mucho, unas semanas. Aquí, fue el 19 de julio, principalmente a primera hora de la mañana en Pamplona y toda Navarra cuando caen en manos de Mola y los carlistas, y en la mayor parte de Álava, también en Vitoria, salvo los valles cantábricos que quedan en zona republicana. Ahí, se puede decir que no hubo guerra civil, ni frentes, y sin embargo, es bien conocido que la represión en Navarra fue muy sangrienta, entre dos mil quinientos a tres mil muertos, sobre todo en Pamplona y la Ribera del Ebro, siendo la provincia más de derechas, en donde pasaban del 70% del electorado. En cambio, en Álava fue bastante menos. Eso sí, hubo un periodo digamos de "gracia" con los nacionalistas durante el verano del 36, porque no estaba claro la posición que iba a tomar el nacionalismo. Por otro lado, los sublevados no tenían nada que hacer en Bizkaia y en Bilbao por la fuerza del movimiento obrero, y porque los principales jefes militares y de la Guardia de Asalto estaban con la República. En Bilbao no hubo sublevación, y ni siquiera los que estaban en la conspiración intentaron sacar tropas del cuartel de Garellano. Unos fueron detenidos y después serian juzgados por un Tribunal Popular de Euskadi, y algunos de ellos fusilados en el cementerio de Derio. Hubo algunos sectores que escaparon, por ejemplo, José Maria Areilza que cuenta en sus memorias, como asiste el 19 de julio a la misa de las siete de la mañana en la Iglesia San Vicente de Abando, y como ya avanzada la misa ve entrar a los burukides del PNV, a diputados como Aguirre, somnolientos, y que habían pasado la noche en blanco para analizar la situación.

P. ¿Qué pasó en el PNV en esas primeras horas de la sublevación militar?

R. El tema es que el 18 de julio el EBB se había reunido en San Sebastián y no tomó una decisión clara, excepto Manuel Irujo por su cuenta y riesgo. Irujo y Lasarte, que eran los sectores más republicanos, desde el primer momento se ofrecen al Gobernador civil de Gipuzkoa a favor de la República, pero sabemos que el EBB que se reunió ese mismo día les desautoriza, pero esa nota nunca se publicó. La tenía que haber hecho pública el día del 19 de julio, pero hubiese sido contradictoria con la famosa nota que sacó el diario "Euskadi" de Bilbao. Entonces, no se toma una postura clara hasta ver qué pasa, y cada uno se va a su ciudad, Donostia, Vitoria, a Pamplona. En esa larga noche del 18 al 19 de julio, no el EBB como se había dicho tradicionalmente, sino es el BBB de Ajuriaguerra, reunido en Sabin Etxea, quien decide tomar postura a favor de la República en la primera plana del diario Euskadi, pero sin firma. Eso se concreta fundamentalmente en Bilbao por diputados como Aguirre.

Pero la situación más conflictiva va a darse en Gipuzkoa, donde al principio fracasa el golpe, tardío y mal organizado. Los sublevados sí pensaban que podían conquistar Gipuzkoa, creyendo que el PNV se podía mantener neutral. Pero la sublevación en San Sebastián estaba mal organizada. El gobernador militar Carrasco Amilibia, pariente de un diputado socialista, Miguel Amilibia, se mostró dubitativo. Es solo a partir del 21 de julio cuando el teniente coronel Vallespin, que manda las tropas de los cuarteles de Loyola, las saca y se apodera de unos edificios emblemáticos del centro de San Sebastián.

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