La crisis de deuda ya es peor que en el escenario extremo del examen a la banca
Las pérdidas de los bonos de Grecia, Portugal e Irlanda son más abultadas que las previstas en las pruebas de resistencia - España y otros países critican con dureza los criterios empleados
Se supone que unas buenas pruebas de resistencia al sistema financiero europeo deberían ser mucho más duras que el peor de los escenarios a los que puede llevar la crisis: las pruebas de solvencia tratan de simular cuánta tensión son capaces de soportar los bancos para determinar cuáles son sus posibilidades de sobrevivir. Pero la realidad ya supera -para mal- las peores previsiones de las autoridades bancarias que han organizado el examen. El incendio fiscal de la eurozona genera ya en la banca más tensión de la que prevén las pruebas que publicará hoy la Autoridad Bancaria Europea (EBA): las pérdidas en la deuda soberana (un activo que controla mayoritariamente la banca) superan con creces el peor de los vaticinios, al menos en los tres países rescatados -Grecia, Irlanda y Portugal-, según los datos del mercado.
Los criterios en la metodología han cambiado durante los últimos meses
Alemania no dará a conocer los resultados de una de sus entidades
El examen verá la luz con serias dudas sobre su credibilidad
Algunos de los cambios perjudican a España; otros, a Francia y Alemania
La crisis fiscal tuvo su punto álgido en 2010, con los rescates a Atenas y Dublín. Y no da tregua: las autoridades europeas pensaban que, en el peor de los casos, el precio de los títulos de Grecia, Irlanda y Portugal, ya muy castigados, iba a sufrir recortes de entre el 17% y el 19% este año en el caso del bono a 10 años. La realidad es aún más sombría. En Grecia, los bonos cotizan con un recorte del 19,5%; las pérdidas en Irlanda rozan el 25%, y en Portugal la sangría es del 32,5%, con el consiguiente castigo para la banca. Lo mismo sucede para todos los plazos de la deuda en esos tres países: las pérdidas de los bonos a dos y cinco años son muy superiores a las previstas en el peor escenario de las pruebas de estrés a la banca. Básicamente, porque los mercados descuentan ya que se puede producir algún tipo de suspensión de pagos en el trío de países rescatados.
El examen a la banca se efectúa calculando un ajuste sobre el precio de los bonos, que se mueve de forma inversa a su tipo de interés. Como el cupón a pagar en concepto de intereses es fijo, cuando el precio del bono cae, la rentabilidad real sube. Eso es lo que ha pasado en los tres rescatados: el desplome del precio supone que la rentabilidad exigida a sus bonos se ha disparado. En el resto de países de la eurozona, incluso en el caso de Italia y España, que han recibido un severo castigo en los últimos días, las pérdidas están todavía muy por debajo de los escenarios de estrés.
El examen a la banca tiene serios problemas de credibilidad aún antes de ver la luz. Ya el año pasado, tras los anteriores exámenes, el sistema financiero recibió un duro correctivo en el mercado: los analistas consideraban que los datos no reflejaban el verdadero estado de las tripas de los bancos, sus balances y cuentas de resultados. En medio de una tensión tremenda por la incapacidad de la UE para resolver la crisis, en pleno ataque a España e Italia, la publicación de las pruebas de resistencia de hoy se enfrenta a duras críticas: el lobby bancario, los reguladores e incluso los Gobiernos europeos han presionado de lo lindo para tratar de que los criterios del examen les favorezcan. España no ha sido una excepción: la vicepresidenta Elena Salgado lanzó ayer duras críticas a la EBA por el hecho de no reconocer el colchón de provisiones financieras: "No tiene sentido que la EBA no admita como capital ese colchón, como hizo el año pasado". Eso puede perjudicar a las entidades españolas frente a las de otros países. Hay Gobiernos que han actuado de forma incluso más drástica: Alemania anunció ayer que no dará a conocer los resultados de una de sus entidades, Helaba Landesbank (un banco público de las regiones de Hesse y Turingia, con un tamaño mayor que el del Banesto o el Banco Popular), por el desacuerdo en la definición del capital, que previsiblemente llevaba a esa entidad a suspender las pruebas.
"Al final, el problema con las pruebas de resistencia a la banca es el mismo que se ha producido con toda la gestión de la crisis europea: una buena idea, que debería aportar transparencia, se convierte en un ejercicio estéril o incluso en fuente de incertidumbre por los continuos desencuentros, por el desgobierno de la zona euro. Es increíble, por ejemplo, que los mercados no penalicen a Alemania, que va a esconder las pruebas de alguna entidad y cuyo lobby bancario ha reclamado esta misma semana que no se den a conocer sus datos", criticó Santiago Carbó, asesor de las cajas españolas. Joaquín Maudos, del Ivie, aseguró que la falta de credibilidad "va desde las pérdidas en la deuda pública a los escenarios económicos adversos para España, altamente improbables". "Las pruebas van a castigar a algunos países de forma gratuita", cerró.
Los cambios de criterio se han sucedido durante los últimos meses: la EBA, por ejemplo, ha optado por usar las notas de solvencia de la banca a finales de junio, en lugar de a finales de 2010 como se preveía inicialmente, por el deterioro de la crisis fiscal. Esa modificación castiga a la banca francesa y alemana -que tiene más deuda griega e irlandesa- y a España, por su exposición a Portugal, informa Íñigo de Barrón.
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