_
_
_
_

El atractivo de la improvisación

El 35º Festival de Jazz de Vitoria rebasa su ecuador - Jamie Cullum y José James se subirán al escenario hoy en el polideportivo de Mendizorroza

El número de artistas e instrumentos musicales por habitante se dispara estos días, como todos los años, en Vitoria. Cerca de dos centenares de instrumentos, entre pianos, órganos, violines, saxofones y baterías llegan a la ciudad, algunos cobijados en un discreto maletín del propio músico y otros precedidos por un gigantesco despliegue de personal de carga y descarga. Entre concierto y concierto, el 35º Festival de Jazz de Vitoria alcanzó ayer su ecuador con las actuaciones del hijo mayor de Clint Eastwood, Kyle, y el Nigel Kennedy Quintet y hoy contará con la presencia de Jamie Cullum y José James.

Los hay quienes prefieren probar diferentes ejemplares del mismo instrumento antes de ponerse cara a cara con los asistentes a sus conciertos y los hay quienes solicitan los más complejos y específicos para dar la talla. El resultado es que el festival se convierte por siete días en una suerte de museo de instrumentos de todo tipo y color.

El Jazzaldia trae consigo a la ciudad alrededor de 200 instrumentos

"El jazz es improvisación", recuerda Iñaki Añua, responsable del festival, mientras controla por el rabillo del ojo las pruebas de sonido que realizan los músicos que por la noche acompañarían a Nigel Kennedy y subraya su máxima: lograr un festival "para los aficionados del jazz y para los que no lo son". Improvisación es la palabra favorita sobre el escenario, pero no tiene cabida en el lema del organización del evento, que durante siete días trabaja a destajo, con cuatro cambios de escenario en Mendizorroza cada tarde para acomodarlo a los conciertos de los dos conjuntos diarios y sus correspondientes pruebas de sonido.

Los 70 minutos de cada concierto tienen por detrás doce horas de trabajo de 40 voluntarios y en torno a 30 técnicos. Entre todos, responden tanto a las demandas más exquisitas como a las necesidades más técnicas, como suministrar electricidad a los autobuses-litera en los que viajan algunas bandas.

Pero el jazz exige, también fuera del escenario, ciertas dosis de improvisación ante los imprevistos. La tarde del martes fue un claro ejemplo de ello. La tormenta que recorrió Euskadi descargó tal cantidad de agua que se convirtió en una suerte de cascada dentro del polideportivo de Mendizorroza que dañó uno de los equipos. La solución: secarlo y esperar a que funcionara. Lo hizo. "En los 35 años de festival no hemos tenido que cancelar ni un solo concierto", se enorgullece Añua. Aquella noche tampoco hubo que hacerlo, y Mendizorroza brilló con Trombone Shorty y Michael White.

Fernando Díaz, director de producción del festival, asegura que "el jazz antes era más sencillo, ahora es más electrónico, así que hay que preparar el festival como uno de rock de primer nivel". Se hila tan fino que los artistas tienen, mucho antes de llegar a Vitoria, una proyección en tres dimensiones del sonido del lugar en el que van a actuar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_