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Gates deja el Pentágono tras planear la salida de Irak y Afganistán

El secretario de Defensa saliente, republicano, destacó por renovar el Ejército y reducir el gasto militar

Antonio Caño

Robert Gates, "uno de los mejores y más duraderos secretarios de Defensa de la historia de Estados Unidos", en palabras de Barack Obama, dejó ayer su cargo después de haber encauzado hacia su conclusión las dos guerras que estaban en su apogeo cuando lo asumió. En estos cinco años, Gates ha puesto en marcha también la renovación del Ejército para mejorar su tecnología y reducir su gasto.

De todas las cualidades que Obama destacó en la ceremonia de despedida, "un patriota, un hombre honrado y con sentido común, uno de los mejores servidores públicos de este país", quizá la que más destaca es la del sentido común. Gates, al que sucederá el actual director de la CIA, Leon Panetta, ha llevado el pragmatismo y la lógica en un puesto en el que muchas veces a lo largo de la historia norteamericana se ha impuesto la ideología y la pasión.

Leon Panetta, actual director de la CIA, le sucede en el cargo

La mera presencia de Gates, un conservador republicano, en una Administración demócrata es, como destacó Obama, un ejercicio de pragmatismo y de colaboración bipartidista. "La integridad de Gates es un recordatorio, especialmente para la gente aquí en Washington, de que anteponer el civismo y el respeto al partidismo no es la reliquia de una era pasada", manifestó el presidente.

Gates fue elegido secretario de Defensa en 2006 por George Bush, al que ya ayudó a reconducir dos guerras que naufragaban a manos de insensatos neocon. Obama le pidió continuar en su puesto dos años más como reconocimiento al trabajo que estaba haciendo y como prueba de la voluntad integradora de su Gobierno. A comienzos de este año le pidió resistir hasta el verano, justo hasta después del momento en que se hiciese pública la hoja de ruta final para salir de Afganistán.

Hoy Irak es casi un recuerdo y Afganistán poco más de un incómodo trámite del que salir lo más airoso posible. Y eso es así, en parte, gracias a la labor de Gates. Obama no siempre respaldó su prudencia: rechazó su consejo de bombardear, en lugar de asaltar, la mansión de Osama bin Laden, y aceleró ligeramente el ritmo de salida de Afganistán que había sugerido el Pentágono. Pero el instinto centrista y conciliador de Gates siempre ha coincidido plenamente con el estilo de mando de Obama.

Gates ha sido también importante en el inicio de una fase de nuevo desarrollo tecnológico para proteger mejor la vida de los soldados y abaratar el coste económico de las guerras. Modernos sistemas de protección de vehículos contra las bombas y aviones sin tripulación, drones, han entrado en funcionamiento estos últimos años con buenos resultados.

Su última obra fue la de presentarle al presidente un proyecto para reducir 700.000 millones de dólares en el gasto militar. Le tocará a Panetta desarrollar ese plan, pero Obama cuenta con la ventaja de que podrá hacer frente a la férrea resistencia republicana a bajar el presupuesto de Defensa con un proyecto articulado por un respetado republicano.

Panetta se dedicará a partir de hoy, en gran medida, a completar el trabajo de Gates. Su cargo en la CIA será ocupado por el general David Petraeus, que era hasta ahora el jefe de la operación militar en Afganistán y cuyo nombramiento fue confirmado ayer por el Senado.

Gates (izquierda) y Obama saludan a las tropas en el acto de despedida del primero en el Pentágono.
Gates (izquierda) y Obama saludan a las tropas en el acto de despedida del primero en el Pentágono.J. ERNST (REUTERS)

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