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Reportaje:REPORTAJE

Cronología de pasos inadvertidos

La preparación de grandes y pequeños eventos culturales lleva semanas, meses o años. El disco homenaje a Mario Pacheco, la recuperación de obras de Oscar Wilde y Rodolfo Walsh, y la exposición de Lygia Pape en el Reina Sofía ilustran el proceso

Un libro, un disco o una exposición son una interminable sucesión de correos electrónicos, reuniones, imprevistos, tediosos trámites y oportunos golpes de suerte. Una cronología de pasos que forman parte de su ADN, pero pasan inadvertidos para la mayoría. Nos asomamos a la trastienda de tres imprescindibles de la agenda de junio.

Música

La Habana era una fiesta

La vida de La Habana era una fiesta, al igual que la de los soldados, bodegueros o marineros que partieron a Cuba tras el desastre de 1898, está plagada de vicisitudes. "A finales de 2008 René Espí le propuso a Mario Pacheco un proyecto que reflejaba la influencia española en la música popular cubana. La idea consistía en reunir en un CD a artistas como Celia Cruz, Omara Portuondo o Ernesto Lecuona interpretando clásicos del cancionero popular español, y en otro, a artistas españoles como Lola Flores, Concha Piquer o Juan Legido de paso por Cuba", relata Paul Hurtado, de la discográfica Nuevos Medios.

"Mario Pacheco no era partidario de pasar todo por el ordenador, así que optamos por eliminar los ruidos de forma manual", explica Paul Hurtado

El primer paso era restaurar los temas: Espí había rescatado de la calle muchas de esas grabaciones inéditas de la época dorada de la radio cubana. "Los audios originales eran transcripciones de discos de pizarra a archivos digitales y tenían muchas imperfecciones. Mario no era partidario de pasar todo por el ordenador, así que optamos por ir eliminando los ruidos de forma manual y remasterizándolos uno a uno. El crack fue Fernando Álvarez de 440 Mastering", reconoce Hurtado. Su memoria de pez, dice Álvarez, le impide acotar el tiempo invertido en la restauración. "Pero ha sido un trabajo muy delicado. Si haces una ecualización radical, te cargas su singularidad, y aquí cada tema tenía un determinado soplo, un picado de vinilo distinto".

El tiempo mínimo de edición de un disco es de seis meses, pero todos apelan a las circunstancias extraordinarias de La Habana era una fiesta. "Coincidió con la enfermedad de Mario. Todo el proceso se ralentizó pero nos sirvió para elegir mejor el repertorio

...", justifica Hurtado. Mario Pacheco murió el 25 de noviembre de 2010. Y en Nuevos Medios decidieron no editar el disco en formato físico. "Mario alcanzó a ver las pruebas finales y aprobar el máster final, pero no dio tiempo a enviarlo a fábrica", explica Hurtado. Entonces a principios de 2011 apareció Iñigo Pastor, del sello Vampisoul que, a modo de homenaje a Pacheco, se ofreció a editarlo en CD. Pastor recibe en la abigarrada sede de su discográfica, donde, lacónico, cede la palabra a Jorge Cortés. "Nosotros sólo hicimos modificaciones de diseño. Durante casi un par de meses busqué imágenes en agencias, revistas cubanas de la época, archivos de colecciones privadas, eBay... Ya está todo listo".

Libros

Salomé y El violento

oficio de escribir

La recuperación de estas obras de Oscar Wilde, Audrey Beardsley y Rodolfo Walsh obedece a una mezcla de justicia y orgullo editorial. "Salomé es un libro maravilloso: Wilde era un proscrito, Beardsley no lo toleraba y la obra fue censurada, pero es tan magnética que ha llegado hasta hoy", asegura Sebastián García Schnetzer, director de arte de Libros del Zorro Rojo. La traducción de la obra, de Rafael Cansinos Assens, no presentaba mayores complicaciones, pero las ilustraciones de Beardsley se les resistían. "Compramos doce ejemplares de la primera edición, pero las imágenes eran muy malas. Además, todas estaban censuradas o manipuladas por el propio Beardsley". Tras la muerte del ilustrador a los 25 años, su editor publicó una compilación de sus libertinos trabajos. "Beardsley era un grotesco, pero tuvo un arrechucho religioso. Ahí estaban sin censura, aunque no todas. Fue a través de un coleccionista que tenía un extraño porfolio cuando conseguimos imágenes originales en perfecto estado". La edición definitiva contiene todas las ilustraciones de la primera edición sin censura ni retoques y cuatro inéditas. "Tardamos meses en tratar las imágenes, las calibramos, recuperamos trazos sin exagerar ni inventar. Ahora parecen de la misma época". En total, invirtieron dos años en reconstruir Salomé. "¡Nuestros tiempos son vaticanos! Nunca tardamos menos de 18 meses".

El tiempo de gestación de El violento oficio de escribir se limitó a los nueve meses reglamentarios. Es el tercer libro de Walsh que publican en 451 Editores. "Es una obra póstuma que recoge sus artículos periodísticos, por eso hay una importante labor de edición, investigación y gestión de derechos realizada por la argentina Ediciones de La Flor. Aquí apenas hemos realizados modificaciones, con excepción del prólogo y la inclusión de la Carta abierta a la Junta Militar, que el autor escribió poco antes de morir", explica Samuel Alonso, director de publicaciones de 451 Editores. Al tratarse de una obra de no ficción la parte gráfica no planteó demasiados problemas. "Hubo varias pruebas, pero apostamos bastante por el retrato de Walsh. Queríamos que apareciera él, con un tratamiento alejado de la fotografía que te llevara a la trama del periódico para así crear una vinculación con la prensa. Y la mancha emborronada simboliza la censura", explica Gonzalo Hormigos, diseñador de la cubierta. Una vez impreso el libro, es el turno de Borja Segovia, encargado de prensa y marketing. "Walsh es un tipo muy interesante. Confío en su tirón", dice. Pero, con la cantidad de títulos que se publican y el escaso tiempo que pasan en las librerías, ¿no es cada vez más difícil hacer su trabajo? Él se encoge de hombros y sus compañeros salen en su defensa. "¡Él lo hace muy bien!".

Exposición

Lygia Pape. Espacio imantado

Teresa Velázquez, jefa de exposiciones del Museo Reina Sofía, despacha educadamente a dos compañeras, despeja la mesa y coge aire: se dispone a explicar el cómo-se-hizo de Lygia Pape. Espacio imantado. "Una de las líneas del museo es el arte latinoamericano y Pape es una artista fundamental porque su obra recorre la vanguardia del arte brasileño". La primera pregunta que se hicieron los comisarios, la propia Velázquez y el director del museo, Manuel Borja-Villel, fue: ¿cómo delimitar su amplia trayectoria? "Pape vivió muchos años y fue muy versátil, tocó prácticamente todos los palos". Resolvieron concentrarse en su primera etapa, complementándola con aquellas obras que marcaron su última época. Velázquez y Borja-Villel viajaron en dos ocasiones a Río de Janeiro, donde rastrearon catálogos, documentos, reseñas de prensa y trabajaron codo con codo con el Projeto Lygia Pape, una asociación cultural fundada por la propia artista -fallecida en 2004-, y de donde proceden el 90% de las obras expuestas.

Definido el concepto y elaborada la "lista ideal" de obras, se envían cartas de solicitud a los prestadores y se diseña la disposición de las piezas en la cuarta planta del edificio Sabatini. "Necesitamos tener las obras confirmadas nueve meses antes de la inauguración porque tenemos que sacar los concursos de transporte y montaje. Además, los grandes museos no tramitan solicitudes que no se remitan con un año de antelación". En este caso, el grueso procedía del Projeto LP, lo cual ha facilitado el trabajo al coordinador de la muestra, Rafael García, quien según Velázquez, es el encargado, entre otras cosas, de "perseguir" a los prestadores. ¿Lo fundamental para un coordinador? "La organización", contesta sin pensárselo. Aunque echa un vistazo culpable a su mesa y justifica: "Cada torre de papeles es una exposición". ¿Y su peor pesadilla? "Un comisario dubitativo", responde vacilante. "Pero no ha sido el caso".

La primera parada de las obras es el registro, que certifica su entrada. La segunda, el departamento de restauración, que se encarga de elaborar un informe de conservación. "En el caso de Pape, un restaurador del museo se trasladó a Río para hacer los informes in situ". Cuando la obra se dispone a salir, vuelve a hacerse un informe. "Así te cubres las espaldas porque el transporte es un momento delicado para la obra por mucho que viaje en una caja de madera a medida e incluso climatizada", explica García.

El tiempo mínimo de preparación de una muestra es de dos años, y su recta final es el montaje, que suele prolongarse durante tres semanas: una para acondicionar la sala y dos para la colocación de las obras. Este es el momento preferido de comisaria y coordinador. "Ves las obras que habías visto sólo en fotografías, y no das crédito. Es muy emocionante", dice Velázquez. Para García significa acción. "Estás todo el día dando carreras, Blackberry en mano, lo cual está bien después de pasarse más de un año enviando correos electrónicos".

La Habana era una fiesta. Vampisoul. www.vampisoul.com Salomé, de Oscar Wilde, con ilustraciones de Audrey Beardsley (Libros del Zorro Rojo). El violento oficio de escribir de Rodolfo Walsh (451 editores). Lygia Pape. Espacio imantado. Hasta el 3 de octubre en el Museo Reina Sofía de Madrid. www.museoreinasofia.es.

Portada de <i>La Habana era una fiesta, </i><b>que rescata grabaciones inéditas de la época dorada de la radio cubana.</b>
Portada de La Habana era una fiesta, que rescata grabaciones inéditas de la época dorada de la radio cubana.

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