Un famoso chef peruano cocina una especie de tortuga protegida en un vídeo que se vuelve viral
El cocinero Rodrigo Fernandini se disculpó y bajó el video de Tik Tok, pero los ambientalistas subrayan la gravedad del asunto: se trata de tráfico de especies silvestres
Rodrigo Fernandini, un cocinero peruano con casi dos millones de seguidores en TikTok, sostiene una tortuga motelo de patas amarillas viva y advierte que las siguientes imágenes de su video serán sensibles. Su intención, dice, es realzar la cultura y gastronomía peruana. Segundos después aparecen las manos de Fernandini acabando de trocear la tortuga con un machete. Luego suelta los pedazos en agua hirviendo y después sazona el caparazón y lo pone a asar sobre una parrilla.
“Sabor a tradición, a la selva de mi querido Perú”, dice el empresario, con dos restaurantes en los Estados Unidos, que hace unos meses fue nombrado como nuevo embajador de la Marca Perú, un programa de promoción del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. Lo acompaña una cocinera local. El resultado es una sopa oscura, espesada con puré de plátano y hierbas aromáticas, que sirven en el mismo caparazón. Tras probar unas cucharadas de la Zarapatera de motelo, la escena acaba como todos los videos de Fernandini: con un “buenazo”, expresión que ha convertido en su sello.
El video provocó inmediatamente una avalancha de críticas que se centraron en la crueldad del acto y en cómo la búsqueda desmedida de los likes traicionó a un creador de contenidos que goza de gran popularidad. Además, porque se supo con rapidez que la tortuga motelo de patas amarillas (Chelonoidis denticulata) es una especie que ha sido catalogada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una organización internacional que desde hace casi ochenta años dedica sus esfuerzos a proteger la integridad de los recursos naturales.
Poco después, Rodrigo Fernandini borró el video de sus redes sociales y este viernes lanzó un comunicado donde asegura que no actuó de mala fe y que ignoraba que aquella tortuga era una especie amenazada. “Reconozco que fue un error no haber investigado previamente y pido disculpas sinceras por ello [...] Reafirmo que nunca fue mi intención promover el consumo de esta especie. Me comprometo a trabajar de la mano de expertos y organizaciones para asegurar que mis futuros proyectos respeten las normativas ambientales y promuevan la sostenibilidad”, ha señalado, generando una significativa corriente a su favor. Cientos de sus seguidores han salido a respaldarlo, bajo el argumento de que es un plato típico de la Amazonía y que no tiene por qué escandalizar a nadie.
Actualidad Ambiental, el boletín informativo de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, ha incidido en que el problema de fondo del video de Rodrigo Fernandini es el tráfico de especies silvestres, un delito que está penado con hasta cinco años de cárcel y una multa que ronda los 2,6 millones de soles. “El consumo y aprovechamiento de animales silvestres es permitido en comunidades nativas y/o ribereñas. El consumo también es posible si estas especies proceden de zonas de manejo en áreas protegidas, comunidades y zoocriaderos. En caso de no cumplir con lo anterior, se considera una actividad ilegal”, puntualizan. Además, alertan que los alimentos considerados como exóticos aumentan el riesgo de enfermedades infecciosas, conocidas como zoonóticas.
Por su parte, el Instituto Peruano de Herpetología, una ONG científica enfocada en las diversas especies de anfibios y reptiles del territorio nacional, emitió un comunicado donde señala que el video del cocinero “no solo constituye una transgresión ética y ambiental, sino que también pone en riesgo los esfuerzos internacionales y nacionales para la conservación de la biodiversidad”. En su documento solicitan que se refuercen las campañas de sensibilización y vigilancia y les piden a los creadores de contenidos que sean más conscientes de su influencia en la sociedad.
Rodrigo Fernandini, quien para este 2025 planea lanzar un libro autobiográfico y un festival gastronómico, ha remarcado que “su compromiso con difundir lo mejor de lo nuestro sigue intacto, pero con un renovado enfoque en el respeto hacia nuestro entorno”. Pero los antecedentes no lo acompañan. El año pasado colgó un video donde, acompañado de otro cocinero, simulan darle biberón al cadáver de un lechoncito. Aquella vez Fernandini borró el video, editó esa parte y luego volvió a subirlo. “Quiero expresarles que mi intención no fue burlarme. Mi contenido, más allá de enseñarles a cocinar, es también entretenerlos. Seré más sensible la próxima. No se resientan”, escribió en octubre. Ese video tampoco está disponible.
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