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Confebask y los sindicatos coinciden en sus críticas a la reforma de los convenios

Las centrales nacionalistas reprochan al PNV su abstención en el Congreso

Javier Rivas

La patronal Confebask y los cuatro sindicatos mayoritarios (ELA, LAB, CC OO y UGT) mostraron ayer una muy inusual unidad de criterio, si bien reactiva y no propositiva. En lo que las cinco organizaciones coincidieron, con distintos matices, fue en pronunciarse en contra de la reforma de la negociación colectiva que el Gobierno central sacó adelante anteayer en el Congreso gracias a la abstención en el último momento del PNV y CiU.

La secretaria general de la patronal, Nuria López de Guereñu, y los máximos responsables de CC OO y UGT en Euskadi, Unai Sordo y Dámaso Casado, respectivamente, aprovecharon para pronunciarse su presencia en la Cámara, donde se reunieron con los grupos parlamentarios para hablar sobre Lanbide.

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López de Guereñu señaló a los periodistas en los pasillos de la Cámara que la reforma no responde a las necesidades de las empresas vascas y adelantó que Confebask trabajará para intentar mejorar el decreto durante su próxima tramitación en el Congreso. La responsable de la patronal centró sus críticas en que la reforma no permite que las compañías adapten "las condiciones de trabajo de manera flexible" a sus necesidades.

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Sordo criticó que el decreto aumenta "el poder empresarial en la relación entre trabajadores y empresarios". El responsable de CC OO en la comunidad autónoma instó al conjunto del sindicalismo vasco a "emplazar a las organizaciones empresariales para buscar un acuerdo de negociación colectiva". Para Sordo, el texto no ofrece "suficientes contrapartidas de capacidad de decisión de los trabajadores al acometer procesos de flexibilidad interna".

Su homólogo de UGT, Dámaso Casado, fue la voz más comprensiva con la actuación del Ejecutivo de Zapatero. En su opinión, la reforma no incluye "grandes cosas" ni "perjudica" a la negociación colectiva. El dirigente ugetista apostó por poner en marcha de forma "inmediata" el decreto en Euskadi y "desbloquear" todos los convenios en la comunidad autónoma.

El rechazo más contundente llegó desde las filas abertzales y se centró en la abstención del PNV, que facilitó la aprobación del texto en la Cámara baja. El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, reprochó a los peneuvistas que adoptase esa decisión sin consultar con los sindicatos nacionalistas ni reunirse con ellos o hacerles una "llamada por teléfono". "Nos parece de un déficit democrático y de una falta de respeto impresionante a los sindicatos que acreditan la mayoría de representación" en Euskadi, añadió.

Muñoz participó en San Sebastián en un acto junto a los responsables de las demás centrales abertzales (LAB, STEE-EILAS, EHNE e HIRU) en el que unos 2.500 sindicalistas mostraron su rechazo a la reforma. Después recorrieron en manifestación las principales calles de la capital guipuzoana.

El líder del principal sindicato vasco incidió en que el cambio legal "posibilita un ataque tremendo y durísimo contra los derechos laborales y los instrumentos de defensa" de los trabajadores.

Para la responsable de LAB, Ainhoa Etxaide, la abstención peneuvista supone un "fraude a los trabajadores de Euskal Herria".

Los representantes de los cinco sindicatos nacionalistas exigieron que se "respete el derecho de los trabajadores de Euskal Herria a negociar los convenios en nuestro ámbito".

Durante su presencia en el Parlamento, López de Geuerñu, Sordo y Casado plantearon a los grupos que el Parlamento asuma la Mesa de Diálogo Social como un foro de encuentro que no va en contra nadie.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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