Un arquitecto, una casa, un libro
El Pritzker Souto de Moura dirige una serie de monográficos sobre viviendas
Casa en Mallorca es el título del primer número de One (Uno), la colección de libros que, dirigidos por el portugués Eduardo Souto de Moura, pretende recuperar la esencia de las publicaciones de arquitectura. Es decir, un libro en forma de cuaderno, con los pliegos del lomo a la vista, manejable pese a que en sus páginas están los dibujos, los alzados y las secciones del proyecto. "Un libro de arquitectura y un libro de fotografía", dice Souto de Moura recalcando el valor de la serie de fotografías (en este caso de Juan Rodríguez) que en un impoluto blanco y negro recogen, sección por sección, "el sentimiento de la obra". Un montaje gráfico que enfrenta a la casa teórica con la casa real.
Para el primer número, el último premio Pritzker de arquitectura eligió la obra de su compatriota Álvaro Siza -Pritzker en 1992- para una familia mallorquina. Esa casa que, desde el título y hasta el último punto, recorre las blandas páginas del libro es, para su autor, "un desafío" para el ego del propio arquitecto. "Esta casa se construyó en un lugar bellísimo, pero con mucha pendiente. No se construye sobre el vacío. Esa fue la primera dificultad. La segunda, es vencer la tentación de todo arquitecto de construir una casa para sí mismo. Superarlo es lo que nos aporta una experiencia rica y compleja. Aún hoy discuto con la señora de la casa por una ventana".
La casa en Mallorca de Siza es una casa blanca en un bosque frente al mar. Entramos de cabeza en ella gracias a un libro "blanco, muy blanco", insiste Souto de Moura. Lo del papel (como las paredes) inmaculado es una obsesión para el portugués: "Esta colección se me ocurrió después de que mis proyectos salieran en varias publicaciones donde todo era negro, muy negro. No se veía nada, no se entendía".
Siza, siempre garabateando cabizbajo, y Souto de Moura, lejos del ya célebre ensimismamiento de su colega, pasaron ayer unas horas en Madrid para hablar, en el Círculo de Bellas Artes, de esta colección de la editorial gallega Labirinto de Paixons financiada por Jofebar, una empresa de fabricantes de ventanas a cuyos directivos el enérgico Souto de Moura convenció para pagar una idea que sigue los pasos de "aquellas míticas publicaciones japonesas de los años setenta".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.