Gallardón, asediado junto a su casa
La cacerolada organizada a través de Internet contra el Ayuntamiento de Madrid por "la campaña de acoso y derribo" a las fiestas del Orgullo Gay terminó en la noche del lunes ante la casa del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. Hasta allí se desplazaron unas 50 personas, tras la protesta de las nueve de la noche en la plaza de Chueca, a la que asistieron cientos.
Las imágenes grabadas muestran al alcalde dirigiéndose a los manifestantes: "Mi despacho está siempre abierto a vosotros", dice. Tras ser interrumpido a gritos, sigue: "Aquí viven mi mujer y mis hijos. Hacerle esto a mi familia no es de justicia". No pudo decir más: el pandemonio de ruido le acompañó hasta su casa, adonde llegó marcado de cerca por los manifestantes.
En opinión del vicealcalde, Manuel Cobo, el regidor fue "perseguido, insultado, increpado y coaccionado" durante 15 minutos mientras paseaba con su familia, con una "impunidad" que se está dando, en su opinión, "en demasiadas ocasiones". La delegada de Medio Ambiente, Ana Botella, aseguró que este incidente "merece el reproche de todo el mundo".
Todas las organizaciones implicadas en la polémica sobre el Orgullo coincidieron con Botella. Los responsables de la fiesta, que respaldaron la cacerolada, repudiaron su epílogo: "La reacción de unos pocos no puede imponerse al diálogo sereno", aseguraron FELGTB, COGAM y AEGAL, que tienen pendiente una reunión con Ruiz-Gallardón.
La semana pasada, Botella elevó los límites de ruido permisibles en cuatro escenarios callejeros, pero vetó la instalación de un quinto en la plaza de Chueca. El motivo: la nueva normativa de ruido impide al Ayuntamiento hacer excepciones a menos de 150 metros de residencias de ancianos.
Anoche medio centenar de personas volvieron a protagonizar una cacelorada, menos multitudinaria que la del lunes, en la plaza de Chueca. Una forma de protesta que promete repetirse a diario.
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