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Entrevista:ALMUERZO CON... FRANK SÁNCHEZ

"En EE UU ahora está de moda poner nombres latinos"

Llega más de 20 minutos tarde. Francisco Sánchez, vicesecretario estadounidense de Comercio Internacional, viene de La Moncloa, de despachar con ministros y empresarios españoles. Tiene un hueco de media hora antes de salir corriendo para el aeropuerto rumbo a Oviedo. El descanso del guerrero se produce en una sala de la bunkerizada embajada de Estados Unidos en Madrid. Allí, en una larguísima mesa de madera, nos sirven dos hamburguesas dobles con patatas fritas (de bolsa de congelados).

¿En inglés? "No, en español, aunque cuando me atasque usaré el spanglish, si no le importa". Hace tres años, el presidente Obama contrató a Sánchez para que le asesorara en los temas relacionados con la comunidad hispana. Desde entonces, se ha convertido en uno de los latinos más influyentes de EE UU, que habla de su cultura de origen con un orgullo que sus padres no se pudieron permitir. "Mi madre me inscribió en la escuela bajo el nombre de Frank, para que no me sintiera distinto a otros niños. Hoy todo ha cambiado. Ahora está de moda poner nombres latinos y eso es lindo".

Hijo de españoles, asesora a Obama sobre los temas de la comunidad hispana

De familia gallega y asturiana, Sánchez creció en Florida, rodeado de amigos cubanos. Por eso, su acento es "un revoltijo de huevos". Su padre se encargó de enseñarle español por las tardes, después del colegio. Sánchez renegaba continuamente de aquella penitencia que ahora agradece "cada día". Nunca habría llegado hasta donde ha llegado sin el castellano.

Vienen las hamburguesas dobles, altas como torres. Sánchez las recibe al grito de "oh my god, guau". Aunque dice que lo que a él realmente le gusta es la comida española. Empieza la lista y no acaba: pulpo a la gallega, jamón pata negra, queso manchego...

Entrados en materia, habla de la reforma migratoria estadounidense, de por qué es un tema crucial para la comunidad hispana. "El problema es que el futuro de los sin papeles es un tema impopular para cualquier político", dice para excusar la falta de traslación de las palabras de su presidente a hechos.

Habla también de China y asegura que no le preocupa demasiado la creciente presencia del gigante asiático en América Latina. "China compra recursos naturales y nosotros compramos y vendemos productos con valor agregado [añadido]".

Una integrante de la comitiva de Sánchez irrumpe en la sala para llevárselo. "No podemos perder el avión", advierte. Sánchez se despide a la española, con dos besos y se ofrece a continuar la conversación por teléfono desde el coche. La comida se convierte en teleentrevista. Ya en la distancia, Sánchez alaba el desarrollo español de las energías renovables. "España tiene mucho que ofrecer al mundo en solar y en wind [eólica]".

¿Habrá un movimiento de indignados en EE UU, el país en el que se originó la crisis financiera y en el que la depuración de responsabilidades ha sido más bien tímida? "Se está produciendo una recuperación, pero el problema es que es muy lenta y eso genera frustración. Aún así, no creo que vaya a haber un movimiento como el español". El coche oficial entra en un túnel y la comunicación se corta.

Sánchez agradece ahora la "penitencia" de estudiar español de niño.
Sánchez agradece ahora la "penitencia" de estudiar español de niño.B. PÉREZ

Embajada de EE UU. Madrid

- Dos hamburguesas dobles con bacón y guarnición de patatas fritas.

- Coca-cola.

- Café.

Cortesía de la Embajada de EE UU.

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