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Los recortes de los populares

Rajoy empieza a gobernar con sus barones

El líder del PP presiona al Ejecutivo y trata de marcar la agenda de la austeridad - Mantendrá a Cospedal de 'número dos' y apunta que Rubalcaba debería dimitir

Carlos E. Cué

Mariano Rajoy aún tiene que ganarle a Alfredo Pérez Rubalcaba para llegar a La Moncloa. Pero ya tiene mucho andado. Casi todo el poder autonómico está en manos del PP desde el pasado 22 de mayo. Y el líder ha decidido utilizarlo desde el primer momento, con dos objetivos. Uno, acorralar al Ejecutivo, marcarle la agenda y ejercer toda la presión política posible, montándole una especie de Gobierno paralelo desde las autonomías. Y dos, mostrar, a través de ellas, las primeras líneas de inspiración del que podría ser su programa de Gobierno.

Por eso ayer el jefe de la oposición aprovechó una comida con todos sus barones en la calle de Génova para presentar ante la prensa un documento muy trabajado con puntos básicos de un plan de austeridad que no toca el gasto social. Y lo hizo con todo el boato, en la primera rueda de prensa que concede este año en la sede nacional del PP. Le preguntaron si ahora que ha ganado hará más ruedas de prensa. "Las convocaré cuando tenga algo importante que decir", contestó. No considera pues relevantes los discursos y mítines de los últimos meses. Ni siquiera se comprometió, pese a que prometió un gran plan de transparencia, a contestar más preguntas si llega a La Moncloa.

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Lo cierto es que lo que anunció ayer sí tenía mucha importancia política. Rajoy se ve tan claro vencedor que no quiso ni hablar de su rival. Descartó incluso con una ironía que el velocista Rubalcaba pueda ganarle. "Si fuera Usain Bolt [recordman de los 100 y 200 metros]...", se rió, aunque sí dijo que tendría que dejar los cargos para ser candidato. "Yo lo hice".

El líder del PP se ve con tanto poder y vislumbra tan débil al Gobierno que empezó a marcarle la agenda. Reclamó una recunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera -el órgano donde el Ejecutivo central discute las cuentas con las autonomías-, que el PP ahora dominará, y marcó los puntos que deben abordarse: reforma de la Ley de Estabilidad, para fijar un techo de gasto, y cumplimiento de la ley de financiación autonómica -esto es, que el Gobierno pague más a las autonomías-.

Además, exigió que se reúna la Federación de Municipios y Provincias -que ahora también controlará- para poner en marcha políticas de austeridad e incluso una Conferencia de Presidentes, un órgano hasta ahora despreciado por el PP, con otra agenda: reformas económicas para la creación de empleo [sin concretar más], reformas educativas y garantía de los servicios públicos.

Rajoy anunció un plan de austeridad con medidas concretas que están en su programa electoral -como fijar un máximo de 10 consejerías o racionalizar el uso de coches oficiales y móviles, sin concretar-, pero evitó en todo momento las preguntas que se referían a las comunidades o Ayuntamientos del PP que van en contra de esta filosofía de austeridad. En manos del PP están la autonomía más endeudada de España, la Comunidad Valenciana -una de las que más escándalos de despilfarro ha tenido, como el aeropuerto de Castellón-, y algunas con el déficit más alto, como Murcia.

Rajoy no quiso explicar cómo van a cumplir comunidades como la valenciana o la murciana con el plan de austeridad que él mismo presentó y sobre todo con los objetivos de déficit sin tocar el gasto social y sin subir impuestos. Porque el líder del PP compromete con su plan a todos los barones a no subir impuestos. De hecho, ni siquiera aclaró si la auditoría que van a hacer los dirigentes del PP que lleguen a las presidencias autonómicas se hará también allí donde el PP ya gobierna y hay problemas financieros. Dijo que él entiende que los que están gobernando "ya lo han hecho", lo de revisar sus cuentas. Esto es, no se fía de la revisión que hicieron los funcionarios dirigidos por presidentes socialistas pero sí de la que han hecho los del PP. También anunció un plan para luchar contra la morosidad que choca con el hecho de que algunas de sus autonomías y Ayuntamientos sean los más morosos.

El mensaje que recorre el plan de austeridad es muy claro: Rajoy quiere que sus presidentes reduzcan gastos con mucha carga de imagen, como coches oficiales, consejerías o altos cargos, pero no les va a permitir que, al menos antes de las elecciones, toquen el gasto social -como han hecho Cataluña y Murcia, agobiadas por sus problemas financieros- y fuercen un otoño caliente con médicos y maestros en las calles.

Rajoy, que dijo en una entrevista en EL PAÍS que le gustaba el plan de recortes de David Cameron en Reino Unido y fue muy criticado, está convencido de que no llegará a La Moncloa si ofrece sangre, sudor y lágrimas. Así que el plan presentado ayer quiere ofrecer esa imagen del PP como gestor austero -a pesar de las contradicciones con algunos de los suyos- pero sin molestar en exceso a nadie. Aun así, algunas de las decisiones que se anuncian, como la reducción de entes públicos, supondrán despidos y por tanto conflictos y protestas.

Rajoy no se limitó a la austeridad. Prometió un plan de apoyo a emprendedores desde las autonomías, y un proyecto de reformas educativas para dar más autoridad al profesor, garantizar el bilingüismo o defender a los concertados, como si ya estuviera en La Moncloa. Y anunció pactos entre sus comunidades como una especie de administración paralela, controlada por el PP, para hacer acuerdos de compras y que las cosas salgan más baratas, algo que ya se estaba promoviendo desde el Ejecutivo central.

Rajoy confirmó que Dolores de Cospedal seguirá de secretaria general del PP mientras él sea presidente y no quiso entrar en ninguna polémica, ni siquiera las de los pactos poselectorales con Bildu. Ahí pidió sentido común. El líder del PP, que ha avalado a Francisco Camps, presente en la reunión, tampoco quiso hablar del caso Gürtel. Aunque admitió implícitamente que no tiene coste electoral: "Supongo que a la hora de votar la gente hará un balance global, qué hizo bien o mal, cómo es el de enfrente, supongo que la gente vota por muchas razones, no pretendo saberlas".

Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa en la sede del PP en Madrid.
Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa en la sede del PP en Madrid.ULY MARTÍN

Principales medidas anunciadas

- Se fijará para las comunidades autónomas un techo de gasto no financiero.

- Se limitará el número de consejerías a un máximo de 10 por comunidad autónoma; se reducirán las delegaciones territoriales en cada provincia; y disminuirá el número de altos cargos, puestos de libre designación y personal eventual.

- Cada comunidad autónoma y corporación local aprobará un Plan Estratégico de Racionalización del Gasto Corriente. Este plan contemplará la creación de centrales de compras; la suscripción de acuerdos entre comunidades para la contratación conjunta; la racionalización del uso de los teléfonos móviles; la reducción del parque móvil, y la reducción del número de entes y organismos públicos.

- Se verificará la situación de tesorería con el cambio de gobierno; se comprobará la realidad de estimación de ingresos del presupuesto de 2011 y el grado de cobertura presupuestaria de las obligaciones previstas en 2011.

- Desarrollo de un "portal de la transparencia" que dé acceso a los ciudadanos a todos los procedimientos de información de las Administraciones como la remuneración de los cargos públicos, información periódica sobre la ejecución del presupuesto y de todos los expedientes de contratación y subvención.

- Convocatoria inmediata del Consejo de Política Fiscal y Financiera y urgente de la Conferencia de Presidentes.

- Compromiso de no subir impuestos.

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