Violencia y vergüenza
Da vergüenza y tristeza contemplar cómo las fuerzas del orden golpeaban a personas que ni siquiera se defendían en la plaza de Catalunya barcelonesa. Parece que en democracia también vale aquel lema de "la calle es mía" de triste recuerdo y que se utilizaba en el franquismo.
Puede ser discutible que la razón asista a los acampados al tomar un espacio público durante muchos días, pero es indiscutible que en democracia no puede utilizarse la fuerza para disolver estos actos, ya que deberían existir otros medios más civilizados. Nos debe alertar que los poderes públicos siempre se comporten del mismo modo sin diferenciar entre que sea democrático o dictatorial. Y quizás debería recordarse a los policías que reciben órdenes y actúan que es posible legalmente que se nieguen a intervenir si esas órdenes fueran desproporcionadas, porque no se puede exigir a nadie que golpee a personas indefensas.
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