El último grito de Marisol Consuelo

"Ya no aguantaba más. Estaba harta de tantos malos tratos psicológicos y de sufrir en silencio. Había decidido divorciarse y romper con tanto sufrimiento". Quien habla es Fernando, el hermano de Marisol Consuelo Tituaña Cevallos, la mujer de 40 años que murió degollada por su marido el pasado domingo en Puente de Vallecas. "A mí me lo había contado hacía 15 días, pero la historia viene desde hace mucho tiempo atrás", reconoce el familiar. Ahora están iniciando todos los trámites para repatriar el cadáver a su ciudad natal, Quito, donde vive la casi totalidad de familia. También piden ayuda para que la hija, de 16 años, que está estudiando en Chile danza clásica, reciba dinero con el que pagar el billete y despedirse de su madre.

"Estaba harta de sufrir tanto en silencio", afirma el hermano

Los vecinos no habían escuchado ninguna discusión entre el matrimonio

La pareja llevaba casada unos 18 años. A los dos o tres años habían emigrado a Madrid. "La niña era muy pequeña y ha crecido en su práctica totalidad en España", recordaba ayer una amiga de la fallecida. Ambos consiguieron la nacionalidad española. Ella trabajaba en la pescadería del hipermercado Alcampo de Vallecas, mientras que él estaba empleado en la central de los supermercados DIA. Se encargaba de repartir las mercancías a los distintos locales.

"Ella era muy abierta, cariñosa, muy alegre y siempre estaba animando a todos los que estábamos en el grupo", recordaba la amiga. La última vez que se vieron todos fue en una feria de flores en Ifema, donde actuaba un grupo musical formado por ecuatorianos. Ella se encargó de grabarlos en vídeo. Por el contrario, el marido, Segundo Eulogio C. P., de 39 años, era "un malcriado, un grosero, un déspota y un maleducado", según le describe su cuñado. "Si bebía, decía muchas tonterías y hacía cosas fuera de lo común", añade.

Hacía unos dos años y medio que el matrimonio y su hija se trasladaron al número 19 de la calle de Ascensión Bielsa, en Puente de Vallecas. El pasado viernes, los vecinos vieron que la mujer sacaba bastantes cosas del piso, el 3º E, por lo que pensaron que se iban a marchar. "Para nada. Él no paraba de acosarla y de obligarla a salir del piso. Le decía que ella no tenía derecho a estar allí, porque era él quien pagaba la hipoteca, lo cual era falso", recuerda Fernando. La familia acudió ayer por la tarde al Instituto Anatómico Forense, en la Ciudad Universitaria, pero este centro oficial solo abre por la mañana. Están intentando reunir el dinero para trasladar el cadáver. La factura puede suponer varios miles de euros y ahora carecen de recursos para hacerle frente.

Fernando asegura que su hermana llevaba mucho tiempo sufriendo. "Él ha tenido muchas aventuras fuera del matrimonio y Marisol siempre se ha callado porque no quería problemas. Estaba atemorizada y tenía mucho miedo a la reacción que pudiera tener si se enfrentaba", mantiene el hermano.

Este hecho lo corroboran los vecinos de la víctima, que en el tiempo que llevan en la casa jamás han oído una discusión o problemas dentro del matrimonio. El único fue el pasado domingo, alrededor de las cinco de la tarde, cuando la mujer se asomó a la ventana y pidió auxilio. Su marido la cogió de los brazos y la metió para dentro. Instantes después, moría degollada. Segundo Eulogio intentó suicidarse pero solo se cortó las vías aéreas sin afectarse los vasos sanguíneos. Ayer continuaba ingresado inconsciente en el hospital Gregorio Marañón. Su pronóstico es grave, según sus amigos.

"Desde luego sí era muy discreta. Lo ha pasado muy mal y yo solo me he enterado hace 15 días. La llamé el viernes para hacer una parrillada el sábado por el día de la madre y me dijo que ya me diría algo. Fue la última vez que oí su voz", comenta Fernando en un tono bajo y bastante afectado. Al lado se abrazan dos amigos de Marisol, que no paran de llorar. "¿Por qué? ¿por qué le ha ocurrido esto a ella, con lo buena que era?", gritan entre sollozos. Fernando mantiene a duras penas la entereza. Son momentos duros.