"Latinoamérica tiene todo el derecho a defender sus divisas"
Nicolás Eyzaguirre (Santiago de Chile, 1953) se declara seguidor del FC Barcelona -"es que soy de origen vasco", dice como justificación- horas antes de la final de la Copa del Rey, cuando tiene lugar esta entrevista telefónica. Es el guiño distendido tras una conversación en la que el exministro y profesor saca a relucir sus tablas para tratar de explicar las idas y venidas del Fondo Monetario Internacional (FMI) con los controles de capital.
Pregunta. Toda una vida denunciando los controles de capital y ahora el FMI se declara partidario de ellos. ¿Me lo explica?
Respuesta. No estamos en un mundo ideal ni en una situación normal. Yo estaría en contra si hubiera una situación de relativo equilibrio cíclico de todas las economías del mundo. Pero en una circunstancia en la que los desequilibrios de otras partes del mundo se están transmitiendo masivamente hacia la economía latinoamericana, evidentemente esta economía tiene todo el derecho a tratar de defenderse. Pero debe hacerlo bien.
"No se pueden poner controles de capital sin medidas fiscales o cambiarla
P. ¿Y lo están haciendo bien o debe ser el último recurso?
R. No hay que tomar la secuencia de manera literal porque ajustar la política fiscal o rediseñar regulaciones macroprudenciales para evitar una burbuja de crédito, por ejemplo, lleva su tiempo. Lo que nosotros planteamos es que no se pueden imponer controles de capital en lugar de actuar en otros frentes. Pero sí puede hacerse de forma simultánea porque si uno espera que las demás políticas estén en marcha antes de imponer controles, puede ser demasiado tarde. Lo que es incompatible es poner controles y no hacer nada desde el punto de vista fiscal o cambiario. Entre otras cosas porque va a ser completamente inefectivo y va a crear incentivos perversos.
P. Entonces, ¿el Fondo va a denunciar el uso de estas políticas o lo acepta abiertamente?
R. Si vemos que los controles de capital están usados en sustitución de otras políticas, vamos a recomendar que no lo hagan, porque además va a ser como dar palos en el aire. Otra cosa es que los diseños de las políticas que se apliquen sean inadecuados porque traten de tapar el sol con un dedo, controlar unos frentes y no otros, y eso es riesgoso. Eso también lo denunciaremos.
P. Algunos países atribuyen el origen de esos problemas con los flujos de capital masivos a la política de la Reserva Federal.
R. Y del BCE, y del Banco de Japón, como las otras monedas de reserva, ¿no? Nunca hemos tenido un periodo tan extendido de tipos de interés tan bajos y unidos a medidas de relajación cuantitativa, que también aplica Japón. Pero no hay un único elemento. Hay factores internos de los propios emergentes, como mejores condiciones macroeconómicas objetivas que los hacen atractivos al capital exterior y que son factores a incentivar porque atraen capital de manera más permanente. Pero también hay elementos relacionados con los desequilibrios en otras economías del mundo, que se trasladan hacia las emergentes y que responden a las bajas tasas de interés en los países desarrollados y la relajación cuantitativa. Pero también tenemos el factor de China, que es una economía extremadamente atractiva, que crece mucho y que tiene fuertes controles a la entrada de capitales. Por eso pueden mantener el yuan sin apreciarse. De ahí que parte de la liquidez que podría absorber China en realidad se dirija a otras economías emergentes. Eso ha convertido, en parte, a Latinoamérica como el elemento residual para ajustar los desequilibrios de otras economías. Y ciertamente la región es demasiado pequeña para ajustar todo el exceso de ahorro.
P. Es curioso que en otras crisis la región luchara para evitar la fuga de capitales y ahora intente frenar su entrada.
R. Alguna otra vez ya ha sucedido, pero es cierto que por primera vez Latinoamérica no ha caído en la tentación de los excesos del pasado durante los años del boom previos a la caída de Lehman y por eso pudo resistir mejor la crisis. Ahora vuelve a haber una gran fluidez de recursos, y eso no nos puede llevar a la autocomplacencia. La dimensión de los vientos de cola es esta vez mucho mayor.
P. ¿El riesgo de recalentamiento y burbujas en la región se ha materializado ya?
R. Yo diría que todavía no, que estamos entrando en la zona tibia, sobre todo los países ligados a las materias primas (Sudamérica, Panamá y República Dominicana), porque en Centroamérica la recuperación es mucho más lenta. Los precios de las materias primas en niveles récord y el apetito de los mercados financieros con una financiación tan barata sin precedentes crean una enorme disponibilidad de crédito. Por si fuera poco, muchos de los estímulos para combatir la crisis aún no se han retirado, y eso configura un cuadro en el que la mayoría de las economías van a crecer por encima de lo que lo hace su capacidad productiva, lo que ya sucedió con creces en 2010. Los recursos desocupados ya prácticamente no existen y, por tanto, surge la necesidad de empezar a frenar para evitar lágrimas en el futuro.
P. ¿El intento de China de frenar su crecimiento puede afectar negativamente a la región?
R. Lo de China es un freno relativo, es pasar de un crecimiento del 10% a uno del 8%. Pero el modelo chino ha mutado y ha dejado de estar tan guiado por las exportaciones y más por la demanda interna. Ese modelo de crecimiento consume más materias primas que el anterior. Por tanto, la demanda de estos productos será más alta, aunque el ritmo de crecimiento sea algo más moderado.
P. ¿Y qué medidas se deben adoptar para hacer frente a los riesgos actuales?
R. La combinación no es fácil. Lo primero sería poner la política fiscal en zona neutra. Nuestras economías generalmente son deficitarias en materia de bienes públicos; por tanto, tampoco estamos diciendo que el crecimiento del gasto sea mucho menor que el crecimiento sostenible de la economía. La mayoría de los países deben aprovechar estos buenos momentos para desendeudar a los sectores fiscales y, por tanto, reducir los déficits.
P. ¿Y la política monetaria?
R. Esa ofrece dilemas complejos. Muchos países tratan de evitar la apreciación de la moneda, y cuando este es el caso, aumentar los tipos de interés conlleva un aumento de la entrada de capitales y, por tanto, no es claro que la política monetaria sea capaz de frenar el impulso de la demanda doméstica. Por consiguiente, creemos que la política monetaria debe ser más neutral, y la mayoría de los tipos son todavía estimulantes. Pero, además, hay que dejar que se aprecie el tipo de cambio o de lo contrario la política monetaria no va a servir para controlar la demanda.
P. No pocas voces denuncian una burbuja de crédito...
R. En la historia de América Latina, los periodos de auge que han acabado en crisis financieras han tenido como elemento central una burbuja de crédito, como le sucedió a España. De ahí que sea necesario evitar que el sector financiero tenga un comportamiento procíclico. Elementos como requisitos de capital, provisiones dinámicas, mirar los coeficientes de liquidez, asegurarse que los deudores no tengan comprometido un porcentaje excesivo de su ingreso para acceder a un crédito... este tipo de cuestiones son centrales.
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