Mas busca aliados sin renunciar a los recortes
El presidente pide unidad frente al Gobierno de Zapatero
Artur Mas intentó convertir la celebración del día de Sant Jordi, ayer en una suerte de bálsamo contra el malestar causado por los recortes sociales y en un ariete para forzar al Gobierno a mover ficha en la polémica por el pago pendiente del fondo de Competitividad. El presidente de la Generalitat, atenazado por los sindicatos y los trabajadores del sector público, llevó el discurso hacia donde más cómodo se siente, el de la reivindicación ante Madrid.
En un parlamento a primera hora de la mañana desde el Palau de la Generalitat pidió al resto de partidos catalanes que le acompañen en su cruzada para conseguir los 1.450 millones que la Generalitat reclama ahora al Gobierno y que este no quiere pagar hasta 2013. "A ver si somos capaces de hacer cosas todos juntos en defensa de los intereses de nuestro país" dijo Mas en un velado emplazamiento a los socialistas catalanes a plantarse ante el PSOE.
El protagonismo del cardenal Sistach en la Diada incomoda a ERC e ICV
Con todo, el presidente de la Generalitat no dio signo alguno de dar satisfacción a las peticiones de la oposición al completo para que paralice sus recortes más polémicos, como el anunciado cierre de plantas enteras de hospitales públicos. Incluso en un día de júbilo como es el Sant Jordi en Cataluña Mas tuvo que escuchar mientras paseaba por las calles abarrotadas de compradores y vendedores de rosas y libros algún que otro reproche, aunque aislado, de profesionales de la salud que ven peligrar la sanidad pública y su puesto de trabajo.
Hace ya varias semanas que el Gobierno de CiU intenta paliar el desgaste de los recortes que impulsa en sanidad y educación pública lanzando el mensaje de que todo sería diferente si el Gobierno central hiciera como en 2009 y 2010 y pagara puntualmente el fondo de Competitividad. Aunque los 1.450 millones pendientes de pago no evitarían los grandes recortes, servirían al menos para que la Generalitat se acerque al objetivo de déficit del 1,3%. En este sentido, puede ser decisiva la fecha del 27 de abril, cuando está prevista la celebración del Consejo de Política Fiscal y Financiera que debe dar el visto bueno a la hoja de ruta de la Generalitat para recortar déficit.
Pero la unidad política se antoja difícil. En primer lugar, porque el PSC interpreta como una trampa la petición de CiU para que desmarque del PSOE en el Congreso para pedir el dinero que reclama la Generalitat. Sobre todo porque hasta ahora nadie del Gobierno de Mas se ha dirigido al PSC para pedírselo formalmente y solo lo han hecho a través de los medios de comunicación. Por eso el jefe de filas socialista, Joaquim Nadal, pidió que se agote la negociación "de Gobierno a Gobierno" y que no haya lugar para el "tacticismo".
Los acuerdos de fondo con el resto de partidos tampoco se ven fáciles a corto plazo por el inminente comienzo de la campaña electoral de las elecciones municipales. Así, el PP, que coincide con la política económica de Mas no quiere aparecer ni por asomo en este momento como valedor de los recortes sociales del presidente. Iniciativa y Esquerra también aprovecharon para pedir al presidente de la Generalitat que replantee de arriba abajo su política de austeridad.
No hubo críticas al cambio de formato de la celebración institucional de la Diada. En general gustó la austeridad de la recepción oficiada en el Palau de la Generalitat, con apenas un centenar de invitados, lejos de los fastos de otros años. Lo que no gustó tanto fue que la recepción se asociara el acto litúrgico de primera hora de la mañana en la capilla del Palau de la Generalitat. En ella, el cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach criticó a quienes viven como si "Dios no existiera". Pocos se extrañaron por la ausencia de dirigentes como el presidente de ERC, Joan Puigcercós, y el secretario general de Iniciativa, Joan Herrera.
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