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Día del libro

Sant Jordi derrota a los malos augurios

La celebración en plena Semana Santa no frena la gran fiesta ciudadana - Albert Espinosa, Javier Marías y Eduard Punset, los autores de más éxito

Demostrado: si algo puede deslucir la Diada de Sant Jordi ya solo puede ser la lluvia porque ni que caiga en sábado y ni que, para más inri, sea en plena Semana Santa, parece afectar ya a la que, sin duda, es la manifestación ciudadana más popular y participativa de Cataluña. El tiempo aguantó y la gente respondió, así de sencillo y así en Barcelona capital como en el resto del territorio.

Las previsiones eran tan nefastas que la satisfacción ayer era infinita entre la gente del libro. "Es el mejor Sant Jordi de mi vida", reconocía exultante una asidua como la escritora Almudena Grandes. No apuntaba eso a primera hora de la mañana, cuando las colas eran más importantes en las paradas del bus turístico de la plaza de Catalunya de Barcelona que en las casetas.

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Pero con el sol se fue desperezando la capital catalana y la afluencia empezó a ser la norma en la Diada, o sea: dificultades para caminar por La Rambla ayer solo peatonal, casi colapso en los alrededores de plaza de Catalunya, densidad alta en Portal de l'Àngel y apretujamientos en una Rambla de Catalunya de nuevo cerrada al tráfico.

A todo ello contribuyó, amén de la climatología, la notable afluencia de extranjeros y de turistas del resto de España; también lo hizo que el mal tiempo (o quizá la verdad última, la crisis) provocara un éxodo menor de Barcelona, del 30% menos de turismos, cuyos ocupantes a buen seguro pisaron la calle.

La traducción económica de todo ello es más discutible. Según fuentes de distribuidores y libreros, a la espera de "sumar lo que se ha facturado en toda Cataluña", se confía en igualar los 19 millones euros que se obtuvieron en 2010. "Menos mirar y menos fotos y más comprar, si no me marcho", bromeaba a primera hora el televisivo Xavier Sardà, reflejando esa situación.

La sensación de pinchazo fue más notoria en el sector de la rosa, en el que sí parecieron cumplirse los malos augurios del sector en Barcelona.

De entrada, hubo menor cantidad de puntos de venta, especialmente por la baja festiva de escuelas y entidades. Por otro, los precios salieron en algunos puntos por encima de los tres euros del año pasado, para rápidamente descender a casi los 80 céntimos que acabaron al cierre de esta edición. No parecieron pasarlo mal los restaurantes y bares del centro, que presentaron llenos hasta muy entrada la primera hora de la tarde.

"Si un marciano llegara hoy [por ayer] a Barcelona tendría una imagen mejor de la raza humana", contaba ayer el periodista y escritor italiano Emilio Marrese, que debutaba en la Diada. Las anécdotas de la jornada no harían más que reforzar esa idea.

Escritores kilométricos. Quizá porque se esperaba menos afluencia, las colas de gente con su ejemplar para ser firmado llamaron más la atención. Entre las más sonadas, las de Eduard Punset, que con su Excusas para no pensar (Destino, de lo más vendido en la jornada) casi causó problemas de orden públicoEn La Central, la cola era de tal magnitud que tuvieron que darse números y él quedarse firmando hora y media; no es de extrañar: sus lectores llegaban a propósito hasta de Roses, como las hermanas Mata. Eran fotos, consejos... Fue una parafernalia que tuvo entre otras víctimas colaterales a lo largo del día a autores como Jordi Puntí y Najat el Hachmi.

Entre los más de 200 escritores que ayer firmaron libros en Barcelona, Maruja Torres atendía a sus lectores, más de lo que le permitía la cola ("de asesinos", bromeaba a partir de su libro Fácil de matar), lo que provocó que personal de Planeta debiera abrirle los libros y dictarle el nombre del interesado para avanzar. Su víctima fue el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, (Catalanisme deucentista, La Magrana).

Más a destajo iba Federico Moccia, que taponó el Portal de l'Àngel y estrechó el paseo de Gràcia. El montaje para su Carolina se enamora (Planeta / Columna) comprendió incluso un Fiat Cinquecento tuneado con el que iba de un tenderete a otro.

- Espinosa, éxito bilingüe. El gran triunfador de la jornada apuntaba al título desde que empezó a firmar. Sobre su condición de favorito aseguraba: "En eso soy como Guardiola, lo que tenga que ser será, no creo en las quinielas, pero he pasado en los últimos años del tres, al dos".

El escritor explicó: "Perdí mi pierna un día de Sant Jordi y ese día volví a nacer, por eso esta jornada es motivo de alegría".

- Exquisitos populares. Ver a Juan Marsé firmando sin parar fue una sorpresa anunciada. Sus lectores lo sabían y le esperaban. Todos con un ejemplar de Caligrafía de los sueños (Lumen), pero bastantes con bolsas, maletitas o carros de la compra en los que llevaban muchos de sus títulos anteriores, por ejemplo una primera edición de La muchacha de las bragas de oro (Premio Planeta 1978).

Hacía 20 años que no firmaba en Sant Jordi, explicó. "Pero ahora me siento en la obligación de hacerlo, en homenaje al libro de papel y a los libreros, que con la crisis no lo pasan bien. Son momentos decisivos", dijo.

A su lado, Javier Marías, un estajanovista de la firma. Desde mediodía todo el mundo intuyó que Los enamoramientos (Alfaguara) sería uno de los libros de la jornada. En Casa del Llibre, debía firmar desde a las doce a la una y se quedó hasta las tres.

Jordi Llovet dedicó libros por primera vez en su vida. "No me gusta y si esta vez lo he hecho es como una gentileza al editor". La primera edición de Adéu a la Universitat (Galaxia Gutenberg / Cercle de Lectors), que salió a finales de marzo, está ya casi agotada. "Si no quedan libros no sé qué voy a firmar", bromeó Llovet. Pero estaba contento de este éxito inesperado.

Eduardo Mendoza fue otro de los autores que firmaron sin parar. Tenía dos montones de libros. A un lado, Riña de gatos (Premio Planeta 2010) y al otro, Sin noticias de Gurb (Seix Barral), en una edición conmemorativa de su 20 años, en la que se incluyen las ilustraciones que hizo Perico Pastor para la publicación por entregas en EL PAÍS. Ambas pilas desaparecían a velocidad de vértigo.

- Pérfido Preston, pa bo. Se hacía esperar, pero el historiador Paul Preston hizo gala de su buen humor y conocimientos históricos para lanzar un estentóreo "Ja sóc aquí!" tarradelliano para clamar a sus pacientes seguidores. La jornada le fue bien y eso mitigó su enfado por los insultos que su El holocausto español (Debate / Base) ha provocado en la red: "Me acusan de estar pagado por la Generalitat y ser amigo del Rey, solo falta que recuerden que soy de la pérfida Albión", añadía quien asegura que lo de la "memoria histórica sigue en carne viva porque la dictadura duró hasta 1977 y hay muchas generaciones alimentadas por ella".

Una actitud más beatifica mostraba Emili Teixidor, feliz por sus ya 110.000 ejemplares de Pa negre, un pan tan bueno que, decía ilusionado el escritor, ha dado pie incluso a un sello de correos de próxima aparición.

- Duelo de firmas. Duró solo una hora pero fue suficiente para ver, codo a codo, a dos de los superventas de la jornada. Javier Sierra (El ángel perdido, en Planeta), no perdía la pulcra simetría de su firma. Martí Gironell (L'arqueòleg, Columna), esperaba de pie y vendía el 2x1 promocional con entradas al Museo de Montserrat, en honor de su personaje, el pare Ubach.

- Muerte y vida. Ramon Solsona vivió con su L'home de la maleta, (Proa, premio Sant Jordi) su mejor Diada, si bien quedó afectado por la anécdota de que entre los que habían ido "a pedir la firma se ha presentado la mujer del músico en que se inspira mi novela, que ha muerto sin haberla visto". Llamada a la vida era la de Kilian Jornet (Córrer o morir, en Ara Llibres), a quien grababa hasta una televisión francesa. "Correr tiene más retos que acabar primero, esa es la clave del éxito de este deporte", argumentaba ante sus fibrosos lectores. Y es que en Sant Jordi caben todos.

Cada uno vivió Sant Jordi como quiso. Estas lectoras decidieron hacerlo en la Barceloneta, aprovechando el inesperado buen tiempo.
consuelo bautista
Cada uno vivió Sant Jordi como quiso. Estas lectoras decidieron hacerlo en la Barceloneta, aprovechando el inesperado buen tiempo. consuelo bautista

Los más vendidos

- Ficción catalán: 1. Si tu em dius vine ho deixo tot... però digue'm vine (Rosa dels Vents), Albert Espinosa; 2. L'home de la maleta (Proa) Ramon Solsona; 3. L'Arqueòleg (Columna), Martí Gironell;

4. La terra de les coves pintades (Maeva), J. M. Auel; 5. Mar de foc (Rosa dels Vents), Chufo Lloréns.

- No ficción catalán: 1. Indigneu-vos! (Destino), Stéphane Hessel; 2. Excuses per no pensar (Destino), Eduard Punset; 3. Córrer o morir (Ara Llibres), Kilian Jornet; 4. La República Islàmica de Catalunya (La Magrana), Pilar Rahola; 5. La Bíblia catalana (BCI/Claret), diversos autores.

- Ficción castellano: 1. Si tú me dices... (Grijalbo), Albert Espinosa; 2. Los enamoramientos (Alfaguara), Javier Marías; 3. El ángel perdido (Planeta), Javier Sierra; 4. Mar de fuego (Grijalbo), ChufoLloréns; 5. La caída de los gigantes (Plaza&Janés), Ken Follet.

- No ficción castellano: 1. Indignaos (Destino), Stéphane Hessel; 2. El método Dukan (Integral), Pierre Dukan; 3. Excusas para no pensar (Destino), Eduard Punset; 4. Saber cocinar (Espasa), Sergio Fernández / Mariló Montero; 5. Ganar en la Bolsa es posible (Plataforma), Josef Arjam.

- Mediáticos: 1. El llibre de contes del Crackòvia (Columna), AA VV; 2. Paraula de vestidor (Ara Llibres), Xavier Torres; 3. Herois de l'esport, AA VV.

- Juveniles: 1. Barçz toons i la llegenda de Sant jordi (Estrella Polar), AA VV; 2. San Jordi i el drac (La galera), Anna Canyelles; 3. Sant Jordi i el drac (Barcanova), Núria Pradas; 4y 5. Agent secret Zero Zero K y Cinquè viatge al regne de la fantasia (Estrella Polar), Geronimo Stilton.

- Fuente: Gremi de Llibreters de Catalunya

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