Girona se aboca a una Semana Santa repleta de basura
Fracasa la reunión entre FCC y CC OO para poner fin a siete días de huelga
La basura seguirá acumulándose en las calles de Girona tras el fracaso de las negociaciones mantenidas ayer entre los trabajadores y la empresa encargada de la recogida selectiva de residuos, FCC, con mediación de la Generalitat. No hay visos de que la huelga convocada por los trabajadores, que comenzó el lunes pasado y ya ha hecho que se acumule la basura en muchas aceras de la ciudad, dé una tregua ante las vacaciones de Semana Santa.
Los 27 trabajadores de FCC reclaman que se equiparen sus condiciones a las de sus 150 compañeros de Musersa, la empresa mixta (con una participación del 20% del Ayuntamiento y del 80% de la propia FCC) que gestiona la recogida de la basura orgánica y los restos no reciclables. Según Xavier Vives, de CC OO, los trabajadores de FCC cobran, de media, 100 euros menos al mes que sus compañeros, "sólo por llevar una chaqueta diferente".
Las concesiones de ambos servicios han expirado. El Ayuntamiento ha convocado un nuevo concurso para crear una empresa mixta que agrupe a todos los trabajadores, y la alcaldesa Anna Pagans (PSC) ha dicho que equiparará las condiciones de los dos grupos en el convenio del año próximo. En los pliegos del concurso, sin embargo, no se hace ninguna referencia a una solución de este tipo. Los trabajadores de FCC reclaman que la equiparación se haga en este convenio, algo a lo que se niega la empresa, que mantiene que hasta que no se le adjudique el concurso no está dispuesta a negociar.
"Queremos que se comprometan a igualar las condiciones y nos den una fecha", dice Vives. CC OO invitó a la reunión de ayer a la empresa Urbaser, la otra compañía que se ha presentado al concurso, pero los representantes de FCC se negaron a sentarse a la mesa, según Vives. Las condiciones laborales de los trabajadores de FCC son mejores en cuanto al reconocimiento de la antigüedad, por ejemplo, pero el comité insiste en que quieren igualdad total y que están dispuestos incluso a perder sus ventajas actuales.
La huelga ha provocado que se haga difícil caminar por algunas aceras de la ciudad. En la calle del Bisbe Lorenzana, llena de tiendas, hay que pasar en fila india para no pisar la basura acumulada junto a unos contenedores que están a rebosar. "Todo el mundo que entra se queja", dice Gabriel Fernández, que atiende a los pacientes que acuden a la Clínica Girona, situada a escasos metros de los contenedores. "Da mala imagen", afirma. En la calle del Riu Güell, más apartada del centro, el viento ha esparcido los cartones por la calzada. En unos contenedores de Santa Eugènia, la huelga ha dejado montículos de basura acumulada. "No se debería llegar a este punto", dice Josep Morales, que pasea por la zona.
En la calle de Balandrau, en la barriada de Can Gilbert, no se puede pasar por la acera sin pisar residuos. "Aquí no han venido ni los servicios mínimos", protestan Francisco Rodríguez y Mohamed Charki, que regenta una peluquería. "Seguro que a la zona de los turistas sí que van a limpiar", se queja Rodríguez.
Los servicios mínimos, del 25%, dejan una imagen contradictoria: hay calles en las que conviven zonas prístinas con otras muy sucias. Cerca de Mohamed y Francisco está Xavier Crossas, que lleva a su hijo pequeño a una fiesta. Vive en la calle de la Creu, más comercial, y dice que en su barrio la situación está más controlada. "Yo he vivido aquí durante ocho años, y te digo que la situación siempre es peor. En otras zonas de la ciudad se cuidan de no herir sensibilidades", afirma.
La zona más limpia de la ciudad es el turístico Barrio Viejo. No hay ni contenedores. Según Vives, la empresa municipal está vulnerando el derecho a la huelga en este barrio, ya que sus camiones pasan cada noche a recoger la basura. "Es muy grave", acusa. El comité de empresa ha convocado una concentración hoy frente al Ayuntamiento para presionar en busca de una solución. La basura de Girona espera.
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