Tigresas de Bengala
Las mujeres de la comunidad bangladesí celebran su año nuevo bengalí
Sus paisanos llevaban los bajos de los pantalones remangados. Cuando Hosneara Haque llegó a Lavapiés en 2003 se fijó en el detalle y tuvo una idea: "La mayoría de los bangladesíes en Madrid son solteros, no tienen quién les ajuste los pantalones y las tiendas de arreglos españolas son caras... Así que lo haré yo". Tras los ojos oscuros y sonrientes de esta mujer bangladesí de 32 años casi siempre hay una idea rondando. Sus amigos la llaman Champa, flor, y también, medio en broma, the business woman. Espíritu emprendedor no le falta. Cuando llegó no sabía una palabra de castellano, así que, en vez de encerrarse en casa, lo aprendió hablando con otras madres en el parque al que llevaba a su hija. Tras un año arreglando bajos, montó una tienda de ropa india que todavía tiene la máquina de coser en una esquina. "Al principio me daba un poco de miedo, pero soy fuerte", dice.
En Centro viven 3.418 bangladesíes. Su nacionalidad es allí la mayoritaria
"Aquí en España la vida es más difícil de lo que pensábamos"
La asociación BaMos, fundada por 45 mujeres asesora a las recién llegadas
En la fiesta habrá música, baile, poemas de Tagore, gastronomía...
"Cuando vine, a muchas mujeres no les interesaba trabajar, pero eso está cambiando, sobre todo, porque también está cambiando en Bangladesh", dice. Entonces había unos 350 bangladesíes en el distrito Centro. Hoy son 3.418, la nacionalidad mayoritaria, un 8,8% de todos los habitantes extranjeros. Están al mando de los restaurantes indios, de los kebab turcos, de las tiendas de alimentación exótica. "Es marketing", dice Hosneara, "los indios se han sabido vender mejor; nadie conoce Bangladesh, ellos tienen Bollywood, nosotros teatro tradicional". Cuando las españolas entran en su tienda le saludan namaste (en indio), en vez de Salam malecum (en árabe). Ella les explica que en Bangladesh la mayoría es musulmana y, luego, cómo se pone un sari.
La mayoría de sus amigas comparte su misma historia. Primero llegó el marido, buscó un trabajo, se instaló y años después se trajo a la esposa y a los niños. Casi todas tienen entre 20 y 35 años y son madres. "En mi país no está bien visto que las mujeres viajen solas", dice. Como muchas de sus conocidas, en Bangladesh eran clase media. Ella trabajaba como decoradora de interiores. "Aquí la vida es más difícil de lo que imaginábamos", dice, "hay que mandar dinero a casa, el idioma es un problema y solo hay trabajos como cuidadora o limpiadora... Y que una mujer trabaje en casa de otro, no gusta mucho a los maridos de mi país". Así que tuvo otra idea.
Fue hace tres años, viendo cómo sus amigas se pasaban las horas charlando en su tienda o en casa tomando cha y cuidando a los hijos. Ideó un plan. Celebrar el año nuevo bengalí, el Pohela Boishakh, una gran fiesta organizada exclusivamente por mujeres. Cocinarían, pintarían manos con henna, harían artesanías y bisutería, enseñarían coreografías a las niñas (las mujeres adultas no bailan en público)... Montaron el sarao en el Retiro, un gran parque, como se hace en Dacca. Pero llegó la policía y les dijo que esto no es Dacca.
Los municipales no achantaron a esta tigresa bengalí. Preguntó en las ONG y le dijeron que para organizar cualquier cosa tenían que asociarse. Al principio le dio un poco de miedo lo que pensarían sus paisanos, que ya tenían asociaciones ("aunque en las juntas, de una veintena de personas, solo dos eran mujeres"). Eso tampoco la frenó. Consiguió el respaldo de la esposa del cónsul y de la concejal socialista Ángeles Álvarez. Pidió a sus amigas españolas ayuda para rellenar formularios y redactar propuestas.
Finalmente, en diciembre de 2009 se fundó BaMos, un acrónimo con chiste castizo. "Significa Bangladesh Association de Mujeres Of Spain, pero también, '¡Vamos!', '¡Adelante!", dice Hosneara, su presidenta. Desde entonces han hecho varias fiestas y han participado en festivales como BollyMadrid. Son 45, se reunen semanalmente y asesoran a las recién llegadas con el papeleo, el colegio de los niños... Sin embargo, no han conseguido celebrar el año nuevo. Hasta ahora.
El 14 de abril será el primer día del año 1418 bengalí. Por primera vez en Lavapiés, aunque el día 18, para que coincida con la Semana Santa y vayan niños y españoles. "El Ayuntamiento no nos ha ayudado mucho", dice Hosneara, que no consiguió que le cediesen un espacio público para celebrarlo. Así que han alquilado un teatro, con rebaja en el precio. Habrá baile, música, poemas de Tagore, fashion show de trajes tradicionales y demostraciones de artesanía y gastronomía bangladeshí ("nosotros en vez de uvas, tomamos Panta Ilish, pescado con arroz aguado, blandito").
Aparte de una "celebration muy bonita" la fiesta pretende abrir una puerta. "Yo tengo suerte, un marido de mente abierta, pero muchas mujeres no y quieren trabajar", dice Hosneara. Tras sus ojos oscuros ya brillan varias ideas para la autogestión de BaMos: fiestas temáticas privadas, catering, una cooperativa de artesanía... "A algunos paisanos no les ha gustado que nos organicemos", dice, "pero ya no hay go back, las mujeres BaMos, con B, adelante".
Fiesta del año nuevo bengalí. Lunes 18 de abril. Sala Mirador. Doctor Fourquet, 31. De 18.00 a 21.00. Gratis.
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