Castella salva los muebles
Solo el último de la muy desigual corrida de Las Ramblas quiso ser amable. No tanto como para redimir los pecados de los cinco anteriores, pero sí, al menos, para enjugar su sabor amargo. Este sexto, colorado ojo de perdiz, de bella postal y generoso de cuerna, fue más aplicado en el segundo tercio que en el primero. Sebastián Castella destapó la caja de la ilusión con tres chicuelinas ceñidas y una media a pies juntos. Después, Aragón Ambel le puso dos colosales pares de banderillas tras señorial puesta en escena. Un clamor la plaza, que se frotó las manos en cuanto Castella cogió la muleta. El pase cambiado que estrenó la faena, con el torero clavado en la arena y sin mover un músculo, prometió emociones. A la postre no fue para tanto. Castella mantuvo la línea de flotación de la faena mientras utilizó la derecha, con más quietud que mando. Fue cambiar la muleta de mano y la intensidad no fue la misma. Visto lo visto, con el toro haciéndose el remolón, Castella optó por el camino más corto y llegaron los efectismos. Circulares invertidos y porfía de cerca. Mucha galería, en fin, para no enfriar el ambiente. Esos fuegos artificiales surtieron efecto y se llevó premio.
LAS RAMBLAS / MORA, PONCE, CASTELLA
Toros de Las Ramblas, el 3º como sobrero. Muy desiguales de presencia
y escaso juego excepto el 6º.
Juan Mora: pinchazo y dos descabellos (silencio); pinchazo y dos descabellos (silencio).
Enrique Ponce: estocada -aviso- y descabello (saludos); estocada (silencio).
Sebastián Castella: entera caída (silencio); pinchazo y descabello (oreja).
Plaza de Valencia, 19 de marzo. Novena de fallas. Lleno.
Los cinco toros restantes pincharon. El primero fue guerrero, con no buenas intenciones en el remate de los muletazos. Juan Mora se dobló con torería de entrada y mantuvo una contienda sin volver la cara nunca. En el cuarto, topón y de frenazo, Mora no encontró lugar ni forma de intentar un acuerdo.
De segundo saltó el de menos cara de la corrida. Enrique Ponce le ofreció confianza pero el toro rechazó la invitación. Ponce dio más que recibió. Sacó todo el partido posible a un toro muy desagradecido. No merecía tanto ese toro. Peor fue el quinto, que se negó en rotundo a colaborar. La porfía de Ponce fue generosa.
Devuelto el tercero salió un sobrero de la misma ganadería. Sin trapío. Toro para ponerse el casco: protestón y defensivo. Castella intentó la pelea pero el combate acabó nulo.
Matinal de rejones
Por la mañana se celebró la octava de abono, festejo de rejones que llenó los tendidos en sus tres cuartas partes. Se lidiaron toros de Fermín Bohórquez, bien presentados y manejables. El triunfador fue Leonardo Hernández, que cortó dos orejas tras una vibrante y lucida actuación que llegó mucho a los tendidos. Un trofeo obtuvieron Rui Fernandes y Sergio Galán. Andy Cartagena y Álvaro Montes fueron ovacionados, mientras que Manuel Lupi, el menos afortunado, fue silenciado tras escuchar un aviso.
Babelia
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