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Chillida-Leku se oxida para siempre

El desacuerdo entre Gobierno vasco y Diputación de Guipúzcoa con la familia certifica el cierre definitivo - Las instituciones ofrecían 80 millones por la obra y los terrenos

El sueño de Eduardo Chillida acaba convertido en pesadilla. Chillida-Leku echa el cerrojo definitivamente. La familia del escultor, propietaria del museo, y las instituciones colaboradoras, Gobierno vasco y Diputación de Guipúzcoa, no han logrado tras más de tres meses de negociación alcanzar un acuerdo que permita sobrevivir al centro. Desde ahora, Chillida-Leku se mantendrá únicamente como una colección privada.

El pasado 1 de enero el museo cerró sus puertas, asfixiado por la crisis económica y por la cada vez menor afluencia de público. En una década de existencia, 810.000 personas visitaron los terrenos de Zabalaga, cerca de Hernani (Guipúzcoa), sobre los que Chillida plasmó su "utopía". Pero en los últimos años, la asistencia se redujo a 60.000 visitantes por año, de los que más de un 89% eran de fuera de Euskadi. Chillida-Leku se estaba oxidando.

"Era una propuesta desilusionante", criticó Luis Chillida, director del centro
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Cuando el pasado 29 de enero los Chillida mantuvieron en Vitoria su primera reunión, de manera informal, con el Gobierno vasco y la Diputación, Luis Chillida, director del museo, afirmó ser optimista y no descartó que el emblemático centro, concebido al aire libre -con el alto coste y las limitaciones que esto supone-, reabriera en primavera. Aún no les había llegado ninguna propuesta institucional, pero nada hacía presagiar el desenlace que se conoció ayer mediante un comunicado de la familia.

Hace diez días, los Chillida recibieron una proposición con el membrete del Ejecutivo vasco y la Diputación. En ella, las instituciones ofrecían adquirir la obra de Eduardo Chillida y los terrenos de Hernani por aproximadamente 80 millones de euros, con lo que pasarían a gestionar el museo y la capacidad de decisión de la familia sería menor. "Era una propuesta muy desilusionante. Por este camino no íbamos a ningún lado. Nuestro padre jamás habría aceptado esa oferta ni por todo el dinero del mundo", aseguró ayer a EL PAÍS Luis Chillida.

Se rompían así unas conversaciones que el Gobierno vasco y la Diputación mantenían con la familia desde hace más de un año con el fin de determinar cómo lograr solucionar la escasa afluencia de público al museo.

La familia sostiene que la propuesta acaba con el carácter monográfico de Chillida-Leku, al considerar la posibilidad de abrir el museo a exposiciones temporales de otra temática no ligada con la obra de Eduardo Chillida, y se niega a no mantener control sobre los usos del museo, que presentaba un déficit anual superior al medio millón de euros. "No están asumiendo [Gobierno vasco y Diputación de Guipúzcoa] los compromisos que adquirieron en 2009. Lo principal es no desvirtuar la obra de nuestro padre", sentencia Luis Chillida.

La clausura del museo al público supone la presentación de un ERE de extinción para los 20 trabajadores del centro, en suspensión de empleo desde el pasado 1 de enero. Según asegura Luis Chillida, las instituciones no iban a asumir "ningún compromiso" con el actual personal del museo. En este sentido, los Chillida han vendido en los últimos meses varias obras en distintas subastas "para poder pagar a los empleados".

El cierre de Chillida-Leku supone, además, un varapalo para la actividad cultural de Euskadi y, especialmente, para San Sebastián, ya que se produce en fechas cercanas a la designación de la capital cultural europea para 2016, reconocimiento al que aspira la capital guipuzcoana.

El Gobierno vasco y la Diputación, que anunciaron una comparecencia para la próxima semana, mostraron ayer su "sorpresa" por el anuncio de la clausura definitiva de Chillida-Leku y lamentaron "la forma desleal" en la que la familia ha anunciado el cierre -tras más de año y medio de conversaciones para replantear el carácter del centro- comunicándoselo a los medios de comunicación "sin informar antes a las partes implicadas en la negociación".

Este periódico ha podido comprobar la "inquietud" y el "malestar" institucional ante el anuncio de los Chillida. Según explican fuentes forales, la propuesta que realizaron no era definitiva y contemplaba respetar los "derechos morales" de los Chillida, aunque "no cabe duda de que con dinero público, la gestión es pública". Chillida-Leku se estanca en la hora del vacío.

Luis Chillida, hijo del artista y portavoz de la familia, hablando por teléfono, ayer en el parque del museo Chillida-Leku.
Luis Chillida, hijo del artista y portavoz de la familia, hablando por teléfono, ayer en el parque del museo Chillida-Leku.JAVIER ETXEZARRETA (EFE)

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