Salud aplaza el nuevo hospital de Viladecans
Boi Ruiz ve "imposible" acometer la inversión y la posterga hasta 2012
Las obras de construcción del nuevo hospital de Viladecans tendrán que esperar. El centro, un nuevo edificio vecino al actual, es el último en verse afectadas por los recortes del Departamento de Salud sobre siete nuevos hospitales promovidos por el tripartito. Así lo anunció ayer el consejero Boi Ruiz a los alcaldes de Castelldefels, Gavà y Viladecans en una reunión que promovieron los ediles para exigir la construcción del centro.
El proyecto ejecutivo, ya en fase de redacción, preveía que las obras se iniciaran a finales de este año. Pero, finalmente, no será así. Salud precisó ayer en un comunicado que la actual situación presupuestaria hace "imposible" que el proyecto pueda iniciarse este año, aunque aseguró que el plan de ejecución entrará en los Presupuestos de 2012 y que se mantendrá la inversión, de 85 millones de euros.
El departamento hace del centro sanitario un satélite de Bellvitge
Los alcaldes piden que el impuesto de sucesiones financie el gasto sanitario
"Nos mantendremos vigilantes para que cumplan los plazos prometidos", avisó el alcalde de Viladecans, Carles Ruiz. Para los regidores de las poblaciones atendidas por este centro, el retraso del proyecto empeorará "la calidad de vida de los ciudadanos", porque generará "largas listas de espera".
El hospital de Viladecans es el centro de referencia para media docena de municipios del sur del Baix Llobregat y da servicio a unos 200.000 habitantes. El plan de ampliación -que proyectó el tripartito en 2008-, incluye la construcción de un nuevo edificio que se construiría adosado al actual hospital, cuyas instalaciones son muy antiguas y se reformarán para convertirse en oficinas. Se cuadruplicaría su superficie y se doblaría la capacidad y la oferta de servicios. Las actuales 208 camas se ampliarían a 240.
El consejero Boi Ruiz anunció también que la dirección y la gerencia de este centro dejarán de existir y quedarán centralizadas en el hospital de Bellvitge. En la práctica, esto significa que Viladecans pierde competencias en la gestión directa de su hospital -el director y el gerente son destituidos- y se dirigirá desde otro centro sanitario.
Los alcaldes, inquietos al ver que su hospital peligra, propusieron al consejero de Salud que la Generalitat aplace la supresión del impuesto de sucesiones para convertirlo en un impuesto sanitario. "Que todo lo que se recaude sirva para financiar infraestructuras de salud", dijo el alcalde de Gavà, Joan Balsera.
Los recortes del departamento también amenazan al nuevo hospital que debe construirse en L'Hospitalet. El centro -en fase de concurso de ideas-, debe instalarse en los terrenos de Can Rigalt, cedidos por el Ayuntamiento, y sustituirá al actual Hospital General, antiguo hospital de la Cruz Roja.
La alcaldesa de la localidad, Núria Marín, también se ha reunido esta semana con el consejero. Marín explicó ayer que la Generalitat se ha comprometido a elaborar un calendario de ejecución del nuevo centro, que tendrá 200 camas de hospitalización y 80 sociosanitarias. "No nos han hablado de fechas. No sabemos cuándo lo harán", explicaron fuentes municipales. Ante la falta de concreción de Salud, la alcaldesa asegura que el proyecto del hospital "no es discutible" y que pelearán por hacerlo realidad "lo antes posible".
Por otra parte, Salud ha cifrado en cerca de 1.200 millones de euros el déficit sanitario dejado por el tripartito en 2010 y ha acusado a la exconsejera Marina Geli de mantener, pese a la crisis, una organización directiva abultada en algunas empresas públicas, según declaró a Efe el secretario de Estrategia y Coordinación, Francesc Sancho. Este avanzó que el déficit ha aumentado notablemente porque Geli dejó un gasto desplazado, "facturas en el cajón sin pagar", por unos 290 millones de euros.
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