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Pedagogía para alcaldes convergentes

CiU se esfuerza en justificar ante sus candidatos la necesidad de los recortes

Àngels Piñol

Ambulatorios parados; institutos que quizá tengan que apagar la calefacción; carpetazo a hospitales. El Gobierno de Artur Mas ha recortado un 10% su presupuesto para ajustar el déficit meses antes de las municipales. El freno a las inversiones ha causado enfado en alcaldes y candidatos convergentes, pero la dirección de CiU asegura que han asumido que no hay más remedio que aplicar las tijeras. La federación nacionalista cree que las medidas no empañarán sus buenas expectativas para el 22-M.

Los recortes han obligado ya a CiU a hacer un esfuerzo "adicional" de explicación. Y parece claro que esa pedagogía entrará en campaña. "Ya dijimos que venían tiempos difíciles", recuerda Lluís Maria Coromines, jefe de campaña. El vicepresidente del Parlament alega que la del tripartito es una herencia envenenada porque muchos proyectos no estaban dotados pese a ser aprobados "en época de bonanza". Y pone un ejemplo: en el Plan de Obras y Servicios de 2010 se presupuestaron 89 millones de euros pero solo se licitaron 28. "Nadie avisó a los municipios", lamenta.

"Las restricciones no alterarán el voto. El país se iba a la ruina", dice Trias

Asumida la falta de recursos, la cúpula de CiU está respondiendo -desde el Gobierno o desde el partido- a los municipios afectados donde no gobiernan a la abundante demanda de información de por qué se ha dejado de hacer un ambulatorio o un colegio. Y ahora aguarda la confección de los presupuestos y el recorrido que queda para el futuro. "No solo somos auditores", subraya Corominas, que dice que falta completar el relato del Gobierno: "Hemos sido valientes para recortar pero también lo seremos para tirar el país adelante".

Considerada la esperanza blanca para el 22-M, Xavier Trias, alcaldable por Barcelona, asegura que la crisis no alterará la intención de voto. "La gente sabe que si no recortábamos, el país se iba a la ruina", dice Trias, que tacha de demagógica e irresponsable la actitud de los ex socios del tripartito, a los que acusa de una administración "nefasta" por culpar ahora a CiU. "No va a haber ningún tsunami", añade Coromines, que deplora que ICV haya impulsado una campaña que ironiza con unas tijeras el cambio que propugna CiU: "Eran partido de Gobierno. Se les ve el plumero".

Trias, sin embargo, avisa de que velará por que los recortes sean justificados -apoyó una moción reclamando las inversiones previstas en 2011- al tiempo que rechaza la actitud "condescendiente" de Jordi Hereu con el tripartito. Igual se expresa Josep Rull, alcaldable por Terrassa: "Nuestra prioridad es defender los intereses de la ciudad". Rull cree que Mas actúa con "seriedad y rigor" y achacó los recortes a un grave problema de financiación. "Hay un agujero y la gente lo entiende. Si no están justificados seremos contundentes en la defensa del Estado de bienestar pero por ahora el relato es bueno", abunda. Ante la excesiva "gesticulación" del tripartito, Rull antepone otra actitud positiva que da resultados: ha logrado que la Generalitat acepte finalmente la cesión de un solar municipal para una residencia para gente mayor en Ca n'Anglada y que prevea otra en Sant Pere Nord para 2012. Y algo más: que se acondicione el colegio donde están instalados provisionalmente estudiantes de ESO mientras las obras de su instituto no estén acabadas.

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No todo el mundo es optimista. Pere Martí, alcalde de Pinell de Brai, de CiU, que no se presenta, lamenta que su CAP duerma el sueño de los justos. "No critico a este Gobierno. Que nadie se equivoque", avisa, y añade que, independientemente del color del Gobierno, el mundo rural siempre paga los platos ratos. Se resigna a perder ahora el CAP pero no a que se aplace el centro de día, que considera urgentísimo: "¿Qué es prioritario? Un metro de AVE cuesta más que todo lo que se invierte en la Terra Alta. Hay que mimar a los pueblos. Al final no quedará nadie", alerta.

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