Por un puñado de dibujos animados
'Rango', traslación del universo del 'spaghetti-western' al cine de animación, es una de las películas más sorprendentes del año y confirma la buena salud del género
Gore Verbinski, el hombre detrás de la exitosa serie Piratas del Caribe, ha dado con otra clase de tesoro. El que aguarda en el último cine de animación, que cruza una y otra vez la frontera entre el cine para adultos y el infantil. Y en este caso, los lindes son tan cruciales como en una del oeste; Rango, la película en cuestión es la historia de un camaleón con crisis de identidad más parecida a un spaghetti-western de los de Sergio Leone que a Disney. "La idea sonaba surrealista incluso a mis oídos. Por eso tenía todo el sentido del mundo que quisiera contar conmigo", se ríe Johnny Depp, la voz original de este extraño camaleón
Depp se ha vuelto un experto en proyectos raros. Con este quizá se desquite de tantos años haciendo películas que sus hijos no verán "hasta que cumplan los 35". Después de todo, su experiencia en animación se reduce a haber formado parte de un episodio de Bob Esponja. Además, lo de contratar estrellas para poner la voz en películas animadas no es nada nuevo. Es un truco explotado desde los tiempos de Aladino cuando los dibujitos eran infantiles, hechos a mano, rodados en acetatos y venían envueltos en cantarinas sintonías.
Johnny Depp: "La idea sonaba surrealista; tenía que participar"
Las cosas han cambiado y no solo de técnica o estilo. Muchos directores de renombre ya se han animado: Guillermo del Toro, al que todo hay que decirlo siempre le han ido los cómics, suele decir que la animación es un medio "irresistible". Zack Snyder, poco dado a estas cosas, afirma ahora que el medio es cada día más "cinematográfico". Lo que está claro es que cada vez es más lucrativo y eso es lo que cuenta. De las 10 películas más taquilleras de 2010, cuatro fueron animadas, y eso que Hollywood solo produjo 10 títulos frente a los 300 de imagen real con los que compitieron por público. En términos de prestigio, la animación también va superando lentamente la etiqueta de "para niños" con títulos como Toy Story 3, que ha sido hasta candidata a la mejor película a secas. La proliferación y calidad de los efectos especiales no ha hecho más que borrar la línea divisoria que separaba la animación de la imagen real y subrayar lo que los animadores llevan diciendo desde siempre: es una técnica, no un género. "No importa el medio, lo que importa son las historias", confirma Rob Letterman, director de Monstruos contra alienígenas pasado ahora a la imagen real con Los viajes de Gulliver.
En el fondo, se trata de una técnica donde los recién llegados quieren dejar su huella, innovando un medio donde no está todo escrito. Para Rango, Verbinski se llevó consigo al supervisor de efectos especiales John Knoll y al diseñador de producción Mark McCreery, ambos con nula experiencia en animación pero que habían trabajado con el realizador en Piratas, para darle todo el realismo posible a la irreal historia de este camaleón en el oeste. "Parecíamos un grupo de teatro malo haciendo el ridículo como nunca lo he hecho antes", describe Depp de la inusual técnica de Verbinski a la hora de grabar las voces. Un proceso que habitualmente tiene lugar con cada actor por separado, aislados en su sala de grabación, pero que en este caso les tuvo a todos juntos, ensayando físicamente cada escena a la vez que la grababan.
El equipo también hizo maratones de El bueno, el feo y el malo para inspirarse y se fueron a Real de Catorce, en México, ciudad que Verbinski ya conocía por su olvidable El mexicano para recrear la ciudad ficticia de Dirt donde se desarrolla la acción. "Fue un mes de rodaje con tres o cuatro cámaras... un proceso interesante", completa Depp sin posicionarse sobre los cambios. Y es que a la hora de redescubrir la rueda, los profesionales de la animación tampoco saben cómo tomarse esta invasión de foráneos que durante años les hicieron de menos. De hecho, aunque las barreras han caído es mucho más difícil el paso de los profesionales de la animación a la imagen real. O que se lo digan a Brad Bird, con dos Oscar en su haber por Ratatouille y Los increíbles y sin poder realizar en imagen real el proyecto de sus sueños, 1906, por falta de medios. Es cierto que está rodando con Tom Cruise Mission Impossible: Ghost Protocol, pero esta saga nunca se dio a conocer por potenciar a sus directores. Más bien por quemarlos.
Babelia
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