Blindaje
Los socialistas andaluces van a tener que hacer algo más que el consabido llamamiento al cierre de filas. Los reiterados sondeos en los que se dibuja, de forma creciente y constante, un negro panorama contribuyen a la desolación y al derrotismo, males que trataron de espantar tanto Griñán como Blanco en el último comité director del partido.
Cuando ya tenían asumido con cierta resignación ese desplome que se percibe en las distintas encuestas, como las que publica hoy este diario, se añade, ahora, el escándalo de los ERE y el "fondo de reptiles", un asunto que se ha convertido en un pozo sin fondo del que no hacen más que brotar disgustos, sorpresas y contrariedades, tanto para los militantes de base como para los máximos dirigentes del partido.
Y es aquí donde el desconcierto aumenta hasta límites insospechados. El ejercicio diario de tragarse continuos sapos, con intrusos beneficiarios de dichos ERE o el conocimiento, con todo lujo de detalles, de una más que sospechosa política de concesión de ayudas públicas a empresas en crisis, está erosionando gravemente los nexos de confianza mutua que se deben exigir entre aquellos que tienen la responsabilidad de llevar adelante la siempre difícil tarea de la gestión política de dicha organización.
Es decir, ya no basta con argumentar que se ha sido diligente y raudo a la hora de responder ante las irregularidades detectadas acudiendo, de inmediato, primero a la Fiscalía y luego a la jueza que lleva el caso facilitando ingente material para la investigación. Ahora lo que se requiere es fijar una estrategia común que esté marcada por la cohesión. Es imprescindible que, cuanto antes, se aplique un mínimo blindaje si no quieren que, al final, el efecto tóxico de este asunto provoque peores consecuencias todavía en forma de fractura interna, lo peor, desde luego, que les puede pasar cuando se está ya a las puertas de unas elecciones municipales más trascendentales que nunca. Pero, para eso, es necesario también que aflore todo lo que se sabe en relación a estas prácticas para evitar nuevas sorpresas desagradables y es aquí, precisamente, en donde, hasta el momento, queda mucho por hacer aún.
Es por eso que si no se pone remedio pronto a esta coyuntura será inevitable que se abran paso teorías más o menos peregrinas sobre el origen de todo y las motivaciones profundas que están detrás.
Y así, puede, por tanto, que tomen cuerpo, por ejemplo, aquellas explicaciones que hablan de que estamos sencillamente ante una batalla interna por el control del partido en la provincia donde siempre han sido más fuertes, como es Sevilla.
Cuesta trabajo pensar que alguien, con instinto suicida, pudiera poner en marcha tan diabólica operación, de ahí que lo mejor para ellos sería dedicarse a pensar en cómo deben afrontar mínimamente unidos tan difícil trance, por la cuenta que les trae.
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